«…en el país de las maravillas», por Cristo Hernández

CRÓNICA AMARILLA

…en el País de las Maravillas.

cristo hernandez

 Autor: Cristo Hernández

Se terminó el pastel de no-cumpleaños. A estas horas de la tarde del domingo estamos ya de regreso de la mágica madriguera que nos condujo al País de las Maravillas hará unos nueve meses. Con el último trago de emoción ante el Laboral Kutxa, hemos recuperado nuestra figura de mortales aficionados al baloncesto para atravesar la puerta que nos devuelve a nuestra realidad cotidiana, deseando que esta se vuelva a convertir en otro mágico sueño para la próxima temporada. Más CB Canarias, más espectáculo.

La victoria de hoy ante el Baskonia (99-94) ha sido el mejor colofón a una temporada llena de emociones y de grandes resultados de un modesto equipo que llegó a la ACB por la puerta de atrás y, sin llamar la atención, terminó subiéndose a la falda de las reinas de corazones de esta liga sin tener que renunciar a ninguno de los principios deportivos, organizativos y humanos que lo han caracterizado a lo largo de toda su historia.

El partido de hoy no tuvo otra partitura que la que el CB Canarias quiso interpretar para una afición, una vez más, entregada a la causa aurinegra. Los jabatos de Alejandro Martínez demostraron por enésima vez que el trabajo en equipo está por encima de las individualidades. Cuando el equipo apretó en defensa y corrió, se fue largamente en el marcador. Aunque en frente tuvo a uno de los mejores equipos que han visitado el Santiago Martín, un Baskonia, aguerrido y agresivo en defensa desde el primer segundo, que quiso reventar el fortín aurinegro pero no pudo, aunque se encomendó en varias fases del encuentro a un santo (Emeterio), patrono de los aleros tocados por la mano de Dios.

Hoy sobran las estadísticas individuales porque queremos rendir homenaje a un grupo de jugadores que han formado piña, en los buenos y malos momentos, y se han conjurado contra los elementos de las ponzoñosas maledicencias para llevar al club a una de sus mejores clasificaciones históricas, plagada de récords. Fiel a sus números, el CB Canarias termina con las cuentas saneadas en la tabla clasificatoria, con un debe y un haber equilibrado de 17 victorias y 17 derrotas, que a principios de curso nadie hubiera creído.

Hoy ante el Baskonia, todos han sido Rost, todos han sido Sekulic, todos han sido Richotti… “Uno somos todos y todos somos uno”, ha repetido hasta la saciedad el excéntrico Sombrerero Loco en cada partido, que ha sido como una gran fiesta de no-cumpleaños en la que hemos disfrutado como enanos y, encima, no hemos envejecido un ápice a pesar de las pruebas de esfuerzo a que ha sido sometida la parroquia local con continuos finales de infarto. Animar al CB Canarias refuerza, además, la salud.

Al principio de la temporada nos aventuramos a realizar nuestro propio PRONOS de lo que iba a acontecer en la temporada de reencuentro con la mejor liga europea y nos atrevimos a conjeturar que la salvación estaría en las 10 victorias (el Lagun Aro, penúltimo, desciende con 8) y que el CB Canarias podría estar entre los 10 mejores de la competición vistas las plantillas que formaban la parrilla de salida. Y esto último lo decíamos conscientes de que a pesar de

contar con un presupuesto modesto, el CB Canarias tenía a su favor un “intangible” que no figura al dorso de los cheques bancarios: la unión hace la fuerza.

Cualquiera de los aficionados aurinegros que han seguido con fervor al equipo a lo largo de la temporada, cualquier amante del baloncesto que ha disfrutado con el juego del CB Canarias podría inscribir su nombre en los puntos suspensivos de la frase que da título a esta última Crónica amarilla de la 2012/2013. Porque este equipo nos ha hecho sentir como niños en un viaje mágico a la que fue, durante muchos años, la tierra de Nunca Jamás.

Desde esta columna quiero dar las gracias al CB Canarias, que nos ha hecho pasar grandes momentos durante esta temporada, siendo el primero en inscribir mi nombre en el título de este mágico cuento en 34 capítulos que ha devuelto la ilusión al baloncesto tinerfeño.

Cristo Hernández en el País de las Maravillas.

¡VAMOS CANARIAS!