«Papá, ¿por qué dices muy bien si hemos perdido?», le pregunté a mi viejito

DEDICADO A LOS PADRES DEL SIGLO XXI:

Una aficionada escribio una carta a la FIBT y quiso remitir copia a Basketmanía que, una vez leída, fue publicada en la sección «artículos de opinión de los basketmaníakos». Opinar es legítimo y aquí se ha hecho, sin cruzar la delgada línea que separa la educación de la desconsideración. Ha habido una opinión excelente de un ex árbitro internacional, Chuchi Arencibia, de entrenadores y de padres.

La lectura positiva que hay que sacar de estos 17 comentarios es que TODOS VERÍAMOS CON AGRADO SI LOS PARTIDOS SE DESARROLLARAN DENTRO DE LAS NORMAS DE COMPETICIÓN Y DE EDUCACIÓN. La primera queda en manos de árbitros (el papel más difícil de quienes están en una cancha, se lo garantizo), entrenadores y jugadores.

Claro que hay infinidad de errores en el transcurso de los 40 minutos: planteamientos que no salen o rompe el rival con otra táctica; niños/as que fallan tiros libres, hacen pasos o no aciertan en la defensa; árbitros que se equivocan en los inicios de este su hobby y que ve que nadie les ayuda…

Y luego juegan un partido especial los padres y aficionados que desean, faltaría más, que ganara siempre el equipo del hijo/a. Ellos son los que deben saber mejor que nadie que esto del basket es un juego, que los niños no entienden de comportamientos hostiles en uno u otro bando y que, en esos inicios, no ven persecusión de los árbitros. Creo que hay que parar esta energía negativa y forofista que del fútbol se ha pasado al baloncesto y tener en cuenta algo tan esencial en el futuro como es LA EDUCACIÓN DE NUESTROS HIJOS/AS.

Les garantizo que en el Comité de Árbitros, tanto local como autonómico y nacional hay gente bien preparada, que siguen el quehacer de los árbitros y auxiliares de mesa y que cuando se comprueba la existencia en el «rancho» de un «garbanzo negro», lo apartan sin la menor contemplación.

Yo, desde esta modesta tribuna que es BASKETMANÍA, que en los próximos días alcanzara UN MILLÓN DE VISITAS en apenas dos años de vida, invito a ver la fiesta del basket desde el lado más deportivo y educativo, enseñando a nuestros hijos a respetar las decisiones, a aprender de las derrotas y a tratar de ayudar a quienes, sin ser profesionales, ejercen el peor papel en una cancha: el de impartir el reglamento. Y les aseguro que lo que expongo no es demagogia barata.

Cuando era un niño y jugaba con el infantil del  Canarias, en la fría cancha de Anchieta, mi padre, al acabar el partido, me dijo: «Muy bien, muy bien». Y yo le decía camino de casa «pero papá, ¡si hemos vuelto a perder y yo fallé el último tiro..!.» A lo que me respondió: «También en la derrota hay que estar satisfecho cuando lo han intentado todo por superar al otro equipo y los padres de los niños que ganaron suspiraron al final porque por un suspiro no fueron ustedes los vencedores».

Y es que mi padre, Agustín (al que he perdido hace muy poco, al igual que a mi mamá), fue también deportista. ¿Quizás sea esta la diferencia con los padres del siglo XXI, salvando las miles de excepciones? ¿Por qué no formamos parte realmente del EQUIPO de nuestros hijos y, como suele hacen los buenos entrenadores de formación, les dedicamos las siguientes palabras a ellos en lugar de dedicársela a los árbitros, al entrenador contrario?

¿Razonamiento? lo que quiere oír el niño/a de sus padres nada más acabar el partido es, simplemente: «MUY BIEN, MUY BIEN» y no verles insultar o buscar culpables en terceros. Lo reconozco, fui un afortunado al tener siempre a mi lado a mi papá.

Postdata/ Les cuento una anécdota. Un día, cuando sólo habían dos cadenas de televisión, en «Sesión de Tarde» pusieron la película de los Globetrotters. Cuando acabó nos fuimos a la cancha de Anchieta a jugar contra el Hespérides, equipo juvenil del Juventud Laguna. Empezamos a hacer «diabluras» con el balón en la rueda de calentamiento, escapándosenos todos los balones. No éramos los Globetrotters. Mi padre, que conocía a Juanito Miranda, base del Canarias y mi entrenador, le dijo: «O paras eso o vas a perder de paliza». Miranda nos llamó al banquillo y nos dijo gritando: «¡Pero quienes creen ustedes que son..!». Silencio absoluto, seriedad total y… ganamos de 20 al equipo de Antonio Chinea (q.e.p.d.) 

Espero no haberles aburrido ni decepcionado con este pequeño artículo. Solo pretendo con estas líneas que los papás y las mamás (a muchos/as llegué a hacerles bastantes crónicas para Jornada Deportiva) se pongan en el lugar de sus hijos/as y valoren la importancia que para ellos tiene UN PARTIDO DE BALONCESTO. Y poder jugarlo cada fin de semana se debe, no se olviden, a que hay jóvenes y mayores que dejan a sus familias y amigos para ir a pitar o a hacer el acta del mismo. Valoremos pues el trabajo de todos y ayudemos a que este deporte que tanto nos apasiona siga siendo EL DEPORTE PREFERIDO DE NUESTROS HIJOS, DE SUS PAPÁS, DE LOS ENTRENADORES, DE LOS FEDERATIVOS, DE LOS PERIODISTAS ESPECIALIZADOS Y DE LOS ÁRBITROS Y AUXILIARES DE MESA.

4 comentarios en ««Papá, ¿por qué dices muy bien si hemos perdido?», le pregunté a mi viejito»

  • el 06/02/2012 a las 9:45
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    Si esos árbitros que dices, Agustin, y yo lo puedo entender, se parecen a los ¿profesionales?, que pitaron anoche, me guardo el comentario, porque como bien dijo Alejandro, si «nosostros cometimos el fallo de pérdida del balón, como vamos a reprochar los fallos garrfaels de los colegiados?, pero un datito, los mayores fallos estuvieron en las intencionadas, antideprotivas o como les la gana llamarlas…..

  • el 06/02/2012 a las 11:45
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    Agustín estoy de acuerdo en buena parte del contenido de tu artículo pero hay otros factores, además de los padres, que impiden que el baloncesto base sea considerado un juego. Con todo el respeto del mundo, ¿de qué manera te hubiera explicado tu padre que un club rival, en su afán de ganar los campeonatos a toda costa, fichara a jugadores extranjeros de gran altura desde edades tempranas? ¿cómo explicamos a nuestros hijos que en el deporte hay valores más importantes que las victorias, cuando observan durante los partidos las actitudes de determinados entrenadores en su lucha por ganar a toda costa para mejorar su prestigio?
    En fin que los valores del deporte y el juego limpio dan para mucho debate.

  • el 06/02/2012 a las 11:50
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    PARA JJMD: Nadie puede impedir que un club fiche a jugadores de otros países si la legislación lo permite. Lo que sí es URGENTE solventar es el tema del reconocimiento de las EDADES. Considero que hay que jugar con las mismas normas porque si todos se dedicen por traer extranjeros sin comprobar que la edad es la correcta apañados iremos. ES UNA EXIGENCIA QUE HASTA LOS CLUBES QUE FICHAN DEBEN ESTAR DE ACUERDO. Saludos

  • el 07/02/2012 a las 11:35
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    Cuando juzgamos y comparamos actos o conductas humanos debemos poner especial cuidado en utilizar los mismos criterios para todos los casos.
    Si consideramos censurables algunas conductas de los padres como expresar hostilidad en los partidos, incapacidad para digerir las derrotas, inculcar a nuestros hijos un grado de competitividad extremo,… es porque nos movemos guiados por principios éticos y estéticos englobados en lo que se ha venido a llamar «juego limpio». Estas mismas conductas vistas desde un enfoque estrictamente legal no permiten reproche alguno puesto que no vulneran los principios marcados por la legislación vigente.
    Este doble enfoque también se puede aplicar a las actuaciones de aquellos clubes que realizan fichajes de jugadores extranjeros de gran altura buscando éxitos y victorias inmediatos. Si bien no se les puede hacer objeciones tomando en cuenta las leyes en vigor, la cosa cambia si se las analiza bajo una perspectiva ética. Cuando hablamos de juego limpio y valores del deporte nos movemos precisamente en esta disciplina ética, de tal manera que a estas prácticas de fichajes de niños extranjeros se les podrían aplicar los siguientes reproches:
    – Su principal objetivo es buscar la victoria inmediata a toda costa, dejando a un lado otros valores deportivos como equidad y respeto al adversario.
    – Sus verdaderos objetivos tienen que ver con valores denostados (fama, éxito, dinero) y sin embargo se ocultan detrás de otros mejor considerados, como son los fines humanitarios,olvidando que estos últimos presuponen una motivación altruista, es decir, deben estar movidos por el afán de procurar el bien ajeno sin esperar ningún beneficio a cambio.
    – Se aprovechan de vericuetos legales para llevarlas a cabo, utilizando un visado de estudio cuyo objetivo principal debe ser precisamente recibir estudios y formación académica y no otros.
    Las personas que están detrás de estos fichajes tienen la seguridad de estar aplicando las ataduras legales pertinente, de eso no cabe duda. Sin embargo lo tienen más difícil cuando intentan defender sus actuaciones con argumentos y valores ético-deportivos, cosa que dudo que en realidad les importe demasiado.

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