«Arteaga, en Tenerife sí se te quiere y valora ¡vente p’ca!

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AGUSTÍN ARIAS

Leo un reportaje sobre árbitros grancanarios en las páginas de Canarias7 y no salgo de mi asombro. De verdad. Me parece increíble que unos pocos se crean los putos amos del cotarro para cargarse de un plumazo todo lo bueno que se ha hecho en el arbitraje canario y grancanario en las últimas décadas. Un señor, sale elegido presidente de la Insular de Gran Canaria y, como un Maduro cualquiera, se proclama el «más mejó» del barrio y prescinde por el más grande y laureado árbitro canario en activo, Juan Carlos Arteaga.

A este árbitro le vi crecer como tal y acariciar con su buen trabajo el salto a la élite, lo que sucedió aquí, en Tenerife, mientras estudiaba en la Universidad de La Laguna, como hiciera otro ilustre, Miguelo Betancor. Junto a ellos, los Chuchi Arencibia, Ángel Recuenco (llegó antes a la élite, por cuestión de edad), Hernández Cruz, Eusebio Trujillo, discípulos todos y amigos del gran Pedro Hernández Cabrera. Y les cuento esto para que entiendan a qué nivel llegó a situarse el arbitraje canario en España bajo la presidencia y el papel de padre-deportivo de mi suegro Miguel Díez Alegre.

Pues bien, el grave delito de Arteaga fue convencer a un grupo para encabezar una plancha a la presidencia de la FCGB, motivada su iniciativa al comprobar cómo no existían candidatos y se hacía necesario seguir con la labor. También aceptó la invitación de formar parte del proyecto cestista de Clemente Mesa, que buscaba seguir al frente de la Canaria. ¿Lo entienden, verdad? Todo correcto en una persona que siempre ha mirado por el bienestar  del basket en su Isla y, de paso, en Canarias. Porque este Juan Carlos es «canarión», pero presume de CANARIEDAD.

¿Qué sucede? que hay una segunda candidatura y lleva a la dirección de la Insular GranCanaria. Sucede lo mismo en la Regional y se produce también el relevo. Y, como «castigo» por apoyar a la otra plancha… ¡premio para Arteaga! No lo quieren ni en «su» Insular ni en la Canaria, optando la segunda por contar como representante de los árbitros con un colegiado con una trayectoria local, buen chico, eso sí, pero que carece de la experiencia, nivel y contactos en la FEB o en la propia ACB como sí sucede con Juan Carlos Arteaga.

Encima el nuevo presidente grancanario entra como un elefante en una cacharrería y el enfrentamiento es total, existiendo una crisis absoluta en el gremio de los árbitros y auxilares de mesa, con sanciones incontroladas incluidas. «Castigan» a unos y a otros lo que obliga al mejor árbitro del basket español, mundialista él, a tener que decidir por darse de baja como afiliado a la FIGCB y solicitar el alta federativa en la Tinerfeña, donde su presidente, Rafael González, no ha dudado en invitarle a impartir clases mensuales con los árbitros tinerfeño, como ya sucedió hace unas semanas en el Sergio Rodríguez de la Casa Cuna.

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¿Cómo se puede prescindir de un colegiado internacional, con el prestigio y reconocimiento nacional que abre puertas a futuros árbitros grancanarios, tinerfeños, palmeros… de cara a posibles ascensos de categoría? ¿A quiénes les han empatados estos «poltroneros» que llegan y se creen los reyes del mambo?… 

Insisto, prescindir del mejor árbitro español por personalismos baratos, cuando todo el colectivo creía de la mano de Arteaga, es para ir al psiquiatra y hacérselo mirar. ¿El presidente de la Canaria, Manolo Gómez?.. pues me cuentan que está por la labor de intermediar para ayudar a solventar la crisis, pero… qué se puede esperar cuando tampoco lo quiere en su FCB porque Juan carlos era uno de los hombres de Clemente Mesa? Lo único bueno a esta historia es que Juan Carlos Arteaga no se quedará con los brazos cruzados y repartirá sus conocimientos con los árbitros y comisarios de mesa de Tenerife. Y si decide sacar la licencia con la FIBT entonces presumiremos de volver, después de muchos años, a tener un árbitro ACB e internacional en la Isla del Teide.

¿Por qué carajo (con perdón) les encantará a estos «poltroneros» recién llegados al cargo hacerse notar metiendo la pata y ganándose la antipatía general de la gente del basket?