El periodista que culpa a los árbitros de la derrota del Real Betis

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«Otro último cuarto para olvidar… y perder en Tenerife»

  • El Betis cae tras dejar escapar una renta de 10 puntos a nueve minutos del final del partido encajando 37 en el último acto

  • Una antideportiva que los colegiados se sacaron de la manga, además de otras muchas faltas, noqueó al conjunto de Curro Segura

CRÓNICA DE PABLO SALVAGO, EN EL DIARIO DE SEVILLA

¿Recuerdan aquel partido en San Pablo en el que el Coosur Real Betis tiró una renta de 11 puntos en el último cuarto para perder el partido? Pues algo parecido hizo el conjunto verdiblanco en Tenerife, donde ganaba por 10 pntos (61-71) a nueve minutos del final cuando los árbitros ACB, la autoproclamada segunda mejor liga del mundo, se inventaron una antideportiva, que no era ni falta, de Izundu quien al levantar los brazos tras el bloqueo le dio a Marcelinho, que corría pegado al pívot como un carterista se acerca a su presa. Atacaba entonces el conjunto de Curro Segura para elevar aún más su renta, pero los trencillas, con el señor Martín Betrán a la cabeza, decidieron darle una vida extra a los de Txus Vidorreta. Cinco puntos con el triple de Salin en la posesión que llenaron de nervios a un Betis que, inexplicablemente en un conjunto profesional, quedó noqueado.

En la lona. Y Salin golpeó dos veces más por fuera. Sin Izundu, eliminado, y con Niang, que estaba siendo un quebradero de cabeza para los locales, incomprensiblemente en el banquillo a pesar de sus cuatro faltas, alguna por soplar a Shermadini, el cuadro sevillano perdió el rebote y con 84-87 concedió dos rebotes ofensivos para que Salin empatara a la tercera. Parcial de 8-0 desde el 84-87 regalando otra captura en ataque que acabó en canasta de Yusta y después otro acierto de Shermadino con Sipahi quitándose de su camino en vez de plantarse delante parado en busca de la personal en ataque. Borg acertó desde la personal y tuvo bola para forzar la prórroga el plantel andaluz, pero el triple de Conger rebotó en el aro y otro partido más que tuvo en sus manos se le escapó a un Betis que no puede vivir más de las buenas sensaciones y necesita ganar de una vez. Eso sí, encajó 37 puntos en el último cuarto, por lo que hay que señalar a otro sitio además de al arbitraje.

No fue tampoco en La Laguna, donde fue mejor que su rival y acabó condenado por su mejor arma, el triple, pero esta vez en manos de un rival que aprovechó la falta de ideas del equipo hispalense en el tramo final. Un partido sin Rivers, ya en Kaunas, pero sin Slaughter, que debía ser el líder y firmó su peor duelo como verdiblanco; sin un Sipahi que apenas ofrece destellos de forma intermitente de lo que puede dar y que lejos de explotar él hace explotar a su equipo con sus errores y falta de dirección. Enfrente, Marcelinho dirigía a los tinerfeños de forma magistral, Shermadini ponía los puntos por dentro, Salin, por fuera y Yusta la energía para ir a todos los rebotes que le dieron a su equipo la oportunidad de ganar. Opción que tuvo el Betis y tiró por la borda, con los colegiados, cual piratas, empujando a los verdiblancos por la rampa del barco espada en mano, y que aprovechó el Iberostar Tenerife para hundir más en la clasificación a un rival que necesita con urgencia sumar y convertir esas buenas sensaciones en triunfos, que es lo que cuenta en el deporte profesional.

Uno de los peores equipos de la ACB en triples comenzó golpeando desde más allá de la línea de los 6,75 metros a un Betis en pleno renombramientos de roles. No le cogió el aire de inicio Slaughter a ser el hombre más vigilado en los verdiblancos (cero puntos y -5 de valoración al descanso), aunque por fortuna surgió la mejor versión de Whittington, sacando de su zona de confort a Shermadini en defensa para que corriera a puntearlo y se desgastase físicamente.

Slaughter se dispone a lanzar.

Slaughter se dispone a lanzar. ACB PHOTO

Tuvo que variar la idea Curro Segura con la segunda personal de Obi, pasando al norteamericano al puesto de ala-pívot, de manera que con Niang e Izundu el georgiano comenzó a nadar como pez en el agua para sumar cerca de la canasta, con ese ganchito y movimientos pausados que aun sabiendo que los va a hacer superan al defensor. Dani Diéz colocó con su segundo triple el 9-4, con un 2/5 para los insulares y un 0/3 para los verdiblancos en el tiro de tres puntos, pero Borg, Whittington y Conger abrieron el camino desde el perímetro uno tras otro. En esa acción del alero los colegiados señalaron a Dani Díez una de esas antideportivas que si te tocan en contra te enfadan mucho, pero el bético no aprovechó el adicional ni la posterior posesión y los de Curro Segura de poder abrir una pequeña brecha se quedaron con el 13-15 que el Tenerife recuperó pronto con un 5-0 de parcial. Si no golpeas, te golpean.

Suerte que la mejor versión de Nacho Martín no dejaba que el cuadro sevillano retrocediese en defensa, poniendo un puntito necesario atrás de intensidad y con Whittington cerrando el rebote y anotando el Betis le complicaba las cosas a los de Txus Vidorreta, que iniciado el segundo parcial perdieron momentáneamente a Álex López, base reserva, por un arañazo. Marcelinho al rescate, como Oliver enfrente porque Sipahi se complica tanto la vida que nada le sale bien.

Shermadini volvió a la pista para tomar de nuevo las riendas del encuentro y el Tenerife logró un +7 (39-32), su máxima renta, aunque Niang con un 2+1 dejó el choque en 40-37 al descanso. Mucho que jugar aún y con la pájara de vuelta de los vestuarios de Burgos en la cabeza los de Segura salieron enchufados. Se animó Sipahi, la defensa se cerró sobre el pívot georgiano, las pérdidas se redujeron a la mínima expresión y el Betis creyó en la victoria. Niang sumaba por dentro, la movilidad de Whittington hacía daño y Nacho Martín demostraba que con confianza y minutos es más que válido. Con Oliver al mando de las operaciones, Borg cerró el tercer cuarto con 57-66, pero una falta sin sentido de Niang sobre Shermadini al final del acto fue el principio del fin. Era la tercera. Y al inicio del último cuarto cometió la cuarta. Al banquillo. Izundu a pista con tres faltas y en un suspiro, en esas manos tontas que mete, dos más. La segunda inventada por un Marcelinho que metió la cabeza, literalmente, sobre el brazo de Izundu, que no se entera que no debe subir los brazos tras el bloqueo hasta que pase el defensor, y pitada por los colegiados con ganas. Antideportiva y el Betis entró en barrena cuando ganaba por 61-71.

Aguantó por momentos el intercambio de golpes hasta el 84-87, pese a acumular tres pérdidas casi consecutivas, pero comenzaron los errores y las malas decisiones. Salin aprovechó a la tercera para empatar tras dos rebotes ofensivos. Slaughter quiso salir a hombros con un triple lejanísimo que ni tocó tablero, Whittington quiso hacer la guerra por su cuenta… Cuando sacó al Betis del punto 87, ya era tarde. Otro triunfo más que vuela por fallos propios y ajenos y otra derrota más a la saca. Van ocho y en diez jornadas y la mochila empieza a pesar mucho. Más vale que los fichajes lleguen pronto.