Conseguir que el tiempo que se pasa delante de los libros sea lo más productivo posible es una de las metas que todo estudiante que se precie desea alcanzar, y todo con la mente puesta en lograr unos resultados óptimos que le permitan finalizar el curso con éxito. Convertir en realidad los objetivos propuestos no es una tarea sencilla ya que demanda el mantenimiento de unos hábitos diarios, una agenda planificada y, sobre todo, evitar cualquier tipo de distracción. En este sentido se pronuncian diferentes expertos en esta materia, que remarcan la necesidad de tener unas rutinas perfectamente definidas, que les beneficien para poder lucirse al máximo y conseguir la mayor calificación posible. Éstas son algunas de las claves que permiten que el cerebro esté mejor preparado durante los días de estudio y la fecha de los exámenes.

Organizarse antes de empezar. Antes de ponerse a estudiar para cualquier prueba, conviene preparar todo lo que se va a necesitar, teniendo muy claro qué es lo que hay que estudiar y saber los temas que entran para poder estructurarse el tiempo. Así, también se recomienda que los temas más difíciles se estudien al principio, dejando los más sencillos de comprender para los últimos días.

Gestionar el tiempo. Saber administrarlo es una virtud, pues estudiarlo todo o mucha cantidad el día antes del examen es muy poco productivo. Uno de los consejos más frecuentes consiste en realizar un calendario con las fechas de los parciales y finales; y priorizar la importancia de las asignaturas para gestionar los tiempos de dedicación a cada una de ellas.

Mantener unos hábitos de estudio. Se recomienda respetar los horarios de estudio y de descanso, marcándose tiempos fijos para estudiar y paradas de 15 o 20 minutos en las que hacer algo distinto, favoreciendo la concentración durante el estudio posterior.

Elegir el método que más ayude a recordar lo estudiado, como por ejemplo, reescribir los contenidos, destacar lo principal por colores, hacer esquemas, etc.

Mejorar la concentración. Estudiar en un entorno adecuado, un espacio fijo y que esté exento de distracciones, es una de las opciones que permite mejorar la concentración.

Ampliar conocimientos con ayuda de otros compañeros. Estudiar o repasar en grupo permite compartir apuntes y obtener más información que pueda servir para completar los apuntes.

Practicar antes del examen. Además de repasar de la forma tradicional se puede hacer también con la ayuda de aplicaciones móviles que permiten realizar revisiones rápidas antes del examen.

Tener claro los objetivos. No es conveniente olvidar lo que se quiere conseguir al finalizar los estudios. Es decir, hay que tener claro por qué y para qué se debe estudiar y aprobar.