De madrugada la potente perforadora llega a Totalán. 130 toneladas entre maquinaria y accesorios. Son los últimos kilómetros hasta llegar al pozo, pero las complicaciones se suceden. Mucha cuesta, mucha curva y la máquina no sube. Una segunda perforadora, menos potente y más manejable si consigue acercarse a la plataforma.