Este domingo una impresionante tormenta de arena ha cubierto el cielo y ha engullido a decenas de coches en las carreteras de la región central de Mongolia. La nube de polvo se ha convertido en un verdadero muro de partículas en suspensión que debido a la fuera del viento ha avanzado rápidamente por la zona, reducción drásticamente la visibilidad y obligando a los conductores a detener sus vehículos.