Hace casi tres años que uno de los mayores asesinos en serie de España cometía sus crímenes. Hoy, visiblemente cambiado, Joan Vila se ha sentado en el banquillo, aparentemente tranquilo. Él ya confesó los 11 asesinatos que se le imputan. Explicó que mató a ocho de los ancianos con psicofármacos y a los tres últimos suministrándoles ácidos y lejía. Dijo entonces que lo había hecho por compasión. Hoy ha contado que no pensaba "en ningún momento que estuviera haciendo un asesinato", añadiendo que "la muerte no me daba miedo, era el sufrimiento. Después, cuando ya las veía muertas, pensaba: mira qué bellas, qué bien están ya". En su día ya habló de "sentirse Dios", algo que ha reiterado en el juicio: "me sentía como Dios. Estaba eufórico, pletórico, bien, enérgico, dinámico". Joan Vila ha reconocido además que "hubo unos dí