Saltan las alarmas racistas en la estación de Atocha. Un pasajero negro se niega a enseñar el billete a los vigilantes de seguridad que han acudido al vagón expresamente a pedírselo a él. El individuo se niega alegando que ellos no tienen esas competencias que son del revisor (que es el que dispone de la máquina para confirmar si el billete es válido). Tras unas acaloradas palabras y un forcejeo saca el abono, pero termina reducido en el andén por varios miembros de la seguridad de la estación.