Gabriel tenía que caminar tan sólo cien metros, la distancia que separa la casa de sus abuelos de la de sus primos y es ahí donde se perdió la pista del menor. Una distancia de un minuto, que solía hacer corriendo, por eso los padres siempre han descartado que se hubiera perdido. Desde el principio la Guardia Civil consideró la desaparición de alto riesgo por la corta edad del pequeño.