Paco contempla cómo las grúas destrozan lo que ha sido su hogar durante 60 años. Pocos minutos antes Flora, su mujer, intentaba salvar alguna de sus pertenencias. Ni su edad -son octogenarios- ni tener a su cargo una hija que padece esquizofrenia y un hijo con una minusvalía, ni haber pagado en su momento 200.000 pesetas por la casa, les ha servido de nada. Porque el contrato que firmaron en el año 1953 no era legal, pero ellos no lo sabían. Se enteraron hace once años cuando los herederos reclamaron la casa. La abogada de la familia, Mercedes Urraca, ha señalado que la familia desde entonces ha intentado legalizar su situación, y que está tratando de que sean realojados, pero hasta el momento el consistorio no ha ofrecido esta solución. Paco ha tenido que ser trasladado en una ambulancia al hospital. El ayuntamiento, por su parte, asegura que tienen ingresos suficientes para buscarse una casa.