Había cometido ya cuatro atracos en este surtidor de Lliria, en Valencia. Lo intentó una quinta vez y se llevó la sorpresa de su vida. Cuando amenazó con un cuchillo a los dos empleados, estos se identificaron como agentes, le redujeron y le detuvieron. La Guardia Civil llevaba cuatro días infiltrada esperando a que volvieran a intentarlo. El gerente, Amado Villar, denuncia que en cuatro años ha sufrido una veintena de robos en los que se llevan toda la recaudación, entre 400 y 500 euros. Sus empleados sólo pueden hablar de miedo. El gerente además se queja de que el acceso desde la autovía para los agentes es muy complicado. La banda podría ser responsable de una oleada de atracos en la provincia de Valencia.