24 horas después de haber plantado por quinta vez a la jueza María Pascual por problemas de salud, José María Ruiz Mateos sale a recibir a los medios de comunicación y les atiende durante 45 minutos. El empresario, obsesionado con Rumasa, con la religión y con el Opus Dei contesta de forma incoherente a los periodistas. Responsabiliza al Gobierno y a los bancos de sus deudas y alude continuamente a sus buenas intenciones. A la hora de hablar de la familia, rompe a llorar.