Está claro que la noche pintaba bien para unos y horrible para otros. Había menos gente en la calle Ferraz que en el balcón de Génova. Alegría más que desbordante. Euforia como nunca antes. Rajoy arropado por los suyos, todos en unión, en compañía celebraban la aplastante victoria que han logrado. Y Zapatero, arropado también por los suyos. Él mismo ha comparecido para asumir la derrota. El PSOE sabe ganar, ha dicho, pero también perder. Batacazo sin paliativos en toda España que achacan a la crisis. La recuperación, precisamente, es lo que les anima a seguir adelante. Era la respuesta clamorosa desde la sede popular era "Zapatero, dimisión". Pero su líder, como de costumbre, ha optado por no mencionar el adelanto electoral. Se conformaba con celebrar el triunfo.