El ex presidente del Gobierno, José María Aznar, respondió ayer en un mitin celebrado en Estepona a las críticas por haber calificado al dictador libio, Muamar Gadafi como "amigo extravagante" en una conferencia en la Universidad de Columbia en Estados Unidos. El líder popular señaló que se niega a "ser el parapeto de la desvergüenza del gobierno de España" y se preguntó por qué el gobierno socialista vendió en 2007 al dictador las bombas de racimo con las que está bombardeando a sus ciudadanos.