Risas, cervezas y conversaciones de terraza. “No podemos dejar de vivir, no tenemos miedo”, dice una joven. Los bares y terrazas de París vuelven a estar llenos de jóvenes que no se ocultan, como tampoco ocultan su rebeldía, sus ganas de retomar su vida y de no dejarse acorralar. La prensa francesa les ha bautizado: son la ‘Generación Bataclan’. Bohemios, profesionales, iguales a los que murieron en esa sala de conciertos que hoy cuelga en su fachada un cartel que dice ‘la libertad es un monumento indestructible’. Son una generación objetivo del terror, dispuesta a plantarle cara.