Saad al Hilli, británico de origen iraquí, era el padre y el primero que sufrió un disparo en la cabeza seguido por un tiro de gracia. Por el cuadro que presentan tres de las cuatro víctimas, la policía francesa piensa que el autor puede ser un asesino profesional. Una de las líneas de investigación sigue la pista de una posible disputa familiar entre hermanos por una herencia.