Desde hace siete semanas, el precio del petróleo no deja de subir y los carburantes marcan ahora máximos anuales sin intención de frenar su tendencia alcista. El consumidor padece el llamado 'efecto pluma- cohete': cuando el petróleo sube, los precios de la gasolina se disparan hacia arriba, mientras que cuando bajan no ocurre igual y se abaratan mucho más despacio.