El ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, no pierde la sonrisa a pesar de que solo tiene tres días para salir del atolladero: el ultimátum de Bruselas para aceptar la prórroga del rescate. La negociación se ha convertido en un pulso para ver quién es más fuerte. Atenas se resiste a pasar por el aro. "No vamos a ceder al chantaje psicológico", ha dicho el primer ministro heleno Alexis Tsipras, que a falta de logros europeos ha anunciado al Parlamento que esta semana va a votar las primeras medidas sociales. El Gobierno de Syriza no puede rendirse tan pronto ante Bruselas.