Los amantes de la nieve siguen mirando al cielo en Sierra Nevada. Finales de diciembre y la nieve no termina de cubrir las pistas. El panorama predominante es el verde y no el blanco más propio del invierno. La superficie esquiable apenas supera los 4 kilómetros, mientras que el año pasado por estas mismas fechas era de 60 kilómetros. Telecabinas fuera de funcionamiento y pistas sin terminar de abrir. Terrazas casi vacías y apenas hay esquiadores en la estación. A las escuelas de esquí no terminan de llegar los clientes y con las campanadas de Nochevieja a la vuelta de la esquina, los hoteles registran una ocupación del 60 por ciento. Para el lunes se prevé una bajada de las temperaturas y la llegada de una borrasca que podría teñir de blanco las montañas.