Se abren las puertas del Museo del Prado, de par en par, a un gran genio de la pintura. Rafael se instala todo el verano en el museo con obras de su madurez, a pesar de morir con 37 años. Fue el gran rival de Miguel Ángel: siempre pujó por decorar junto a él el Vaticano. Tantos encargos tenía que tuvo que montar un taller con más de 50 ayudantes, de los que también hay obras en esta magnífica exposición.