96 horas antes del desembarco de Normandía, Winston Churchill muestra sus dudas respecto a la estrategia de la operación. Con el apoyo de su mujer y su equipo, el primer ministro británico se ve obligado a enfrentarse directamente con sus generales y aliados norteamericanos, especialmente con el general Eisenhower. Mantener su liderazgo nunca fue tan relevante.