Lo que sigue no deja de ser un limitado listado con el que muchos no estarían de acuerdo o quitarían y añadirían otras piscinas naturales tinerfeñas. Y no habría que extrañarse, porque la oferta es amplísima, y más cuando, en las bajamares más intensas, como las que se dan habitualmente desde septiembre, recorremos parte de la costa y no paramos de descubrir joyas con verdadero sabor a sal y soledad. Como se comprobará, en esta selección hay más de la vertiente Norte que de la del Sur, pero es que la orografía lo marca casi todo en este caso.

Charcos de Los Abrigos

Muy cerca del pueblo de Los Abrigos, en Granadilla de Abona, aunque también con la imponente presencia a poco de la Montaña Roja y la impresionante playa de La Tejita, esta área está salpicada de varios charcos de distintas formas y tamaño, pero que, en algunos casos, permiten incluso magníficos saltos de cabeza o como se desee. Partiendo del inicio (o final, según se venga) de Los Abrigos, pero mirando hacia El Médano, podremos aparcar por la zona, seguir hacia la izquierda y nos iremos topando con varios charcos, en el que destaca uno muy familiar. El acceso no es perfecto y, por desgracia, no todos sus usuarios respetan las mínimas normas de decencia, al dejar sus basuras, pero la excursión no defrauda y el mar, generalmente, acompaña.

Charcos en Los Gigantes y Puerto Santiago (Santiago del Teide)

Santiago del Teide presenta una piscina natural más que digna de visita y para toda la familia en la zona de Los Gigantes. Aunque, como en todos los casos, sobre todo en el Norte, conviene atender mucho al estado del mar, se trata de un espacio bien cuidado y con diversos servicios que se ve enriquecido en la cercana zona de Puerto Santiago con otras dos perlas en el cabo de la izquierda que marca la playa de la Arena. Un área urbanizada que lleva hasta varios charcos al aire libre y a otro en una cueva cercana que merecen una oportunidad.

Piscina natural de Jover (Tejina, La Laguna)

Tejina presenta la célebre zona de baño de Jover, un perfecto ejemplo de cómo la lava ha moldeado este tipo de perlas. Además, se trata de una de las piscinas naturales mejor acondicionadas por la mano del hombre de la Isla y que, aparte del impresionante mar abierto y un área protegida para nadar, permite muchas zonas para dejar la toalla y disfrutar del sol si el día acompaña. Encima, se cuenta con alguna oferta gastronómica ineludible para rematar la faena. Un charco muy visitado por los habitantes del Nordeste de la Isla, aunque conocido por muchos tinerfeños y canarios que, además, cuenta con aparcamientos cercanos, si bien no siempre son suficientes. Más de uno echará de menos Bajamar en el listado, pero este responde más a la definición habitual de charco.

Piscina Natural de El Pris (Tacoronte)

Este enclave simbólico de la industria pesquera tinerfeña en el Norte oferta no solo varios restaurantes para disfrutar de los lujos oceánicos y una cofradía en la punta final, sino una piscina natural y diversas áreas de baño y pesca ideales para toda la familia. Además, en la bajada por la carretera de Guayonje, con las célebres cebollas de testigo, se disfruta de vistas impresionantes al Teide y al litoral norteño que agrandan los atractivos. Salvo que el mar esté en muy mal estado, la piscina protegida permite baños casi todo el año. Si tiene suerte y a la marea le dio por dormir ese día, podrá gozar del océano abierto en uno de los rincones más visitados y emblemáticos de Acentejo.

Piscina Natural de Mesa del Mar (Tacoronte)

La principal playa de Tacoronte, la de La Arena, en Mesa del Mar, oferta antes, junto al amplio aparcamiento, una piscina natural de grandes dimensiones perfecta para toda la familia. Con muchas zonas en las que se hace pie, es otra de las áreas más visitadas del litoral de esta parte del Norte, con amplio solárium, supermercado y dos restaurantes por si apetece. Se accede por un acantilado pronunciado pero seguro y, también, con excelentes vistas del litoral norteño. Si el mar lo permite, se puede acceder al océano abierto, donde el agua estará más fría, pero el entorno sigue siendo marcador.

Charco de La Laja (San Juan de la Rambla)

En uno de los cascos históricos más bellos del Norte, el de San Juan de la Rambla, se halla un poco escondida una joya marítima a disfrutar siempre con precaución. El charco de La Laja impresiona por su belleza circular cuando se observa desde arriba, antes de bajar las escaleras. Eso sí, el mar abierto accede con cierta frecuencia y, por tanto, conviene extremar el cuidado porque, con mar echada, es un lugar inolvidable y de verdadero lujo, pero con corrientes o un poco de fuerza oceánica no recomendamos ni acercarse. Por lo demás, la zona está muy cuidada en sus acabados de piedra (aunque ya falta laja en algunos sitios) y el vaso natural es digno de postal.

Charco del viento (La Guancha)

Si hay algún charco popular en esta parte del Norte es, sin duda, el del Viento, en La Guancha. De fácil acceso y con aparcamientos muy cerca, aunque se llenan en verano (ha habido años hasta con puestos móviles para comer y beber algo) y fines de semana calentados por el sol, se trata de una amplia zona de baño, con partes protegidas del mar abierto por los cabos que dejó la lava, muy visitada por los guancheros y residentes cercanos y con zonas para toda la familia. En realidad, hay tres áreas para los anhelados chapuzones, con un poco de arena en la situada más a la izquierda en verano, con lo que es más habitual ver por allí a niños. Este charco también impresiona desde arriba y sus aguas cristalinas son un reclamo para bañistas y amantes del buceo, aparte de ser un lugar habitual para la pesca recreativa. Por supuesto, todo se diluye con mar malo.

Charco Verde (La Guancha)

Se ha escrito varias veces ya, pero este sitio parece sacado casi del cuento de El Principito por las formas volcánicas puntiagudas. Sin duda, estamos ante una de las perlas más sorprendentes y desconocidas por muchos (incluso norteños) que, más allá de su acceso dificultoso, justifica por sí mismo un viaje a Tenerife. De verdad. Muy cerca del charco del Viento, aunque situado antes si se viene desde el Valle de La Orotava, está señalizado en la carretera general y una estrecha vía nos llevará hasta una parte en la que habrá que aparcar, pues se termina el trayecto. Luego, y por una vereda también estrecha, disfrutaremos de un gran contraste: fincas de plátanos a la izquierda, vistas impresionantes al Teide si la "Panza Burro" da tregua, un acantilado muy pronunciado y un océano de impresión. El camino serpentea en un área que combina también la curiosa imagen de cazadores entrenando perros y pescadores al lado, en una costa increíble por abrupta y de caprichosas formas. A la izquierda del cabo, y junto a una entrada de mar rematada por una gigantesca cueva, y es literal (su pórtico parece de iglesia gótica), se accederá bajando la roca con cierto cuidado a un lugar precioso: un doble charco protegido por caprichosas formas de la lava, un espacio para la entrada de agua y otro con cascada cada cierto tiempo si el océano pega fuerte. Los colores, el agua de tonos verdosos, canelos y, por zonas, azulados, así como la habitual soledad que regala lo convierten en un tesoro.

El Caletón (Garachico)

Junto a la playa del casco de Garachico, otra de esas perlas históricas y patrimoniales de primer nivel, las piscinas de El Caletón suponen otro de esos sitios de inevitable visita si se quiere conocer y disfrutar de verdad de Tenerife, esté o no nublado. Este emblemático rincón de la Isla Baja cuenta con una entrada de mar principal en la que muchos bañistas dan muestras de sus aptitudes para los lanzamientos de cabeza. El resto de charcos tienen diversas temperaturas del agua y, en todos, excelentes vistas del célebre Roque y de la trama urbana anexa, sobresaliendo la torre de la iglesia y el cercano castillo de San Miguel. Además, al comienzo del mismo Caletón hay un restaurante para que la visita sea completa, pero la oferta gastronómica se multiplica al máximo en las calles del centro histórico.

Charcos de Los Silos

La costa de Los Silos es una de las más ricas en charcos de Canarias. El de La Araña debe su nombre al cangrejo araña que lo habita y designa también a la playa de considerables dimensiones anexa a las célebres piscinas municipales de El Puertito, si bien la cala es de callaos. Siguiendo la pista de tierra que parte junto a la ya famosa escultura de La Ballena, nos toparemos con charcos muy bellos: el de Los Chochos y el de Don Gabino, muy bien acondicionados. Las vistas del Teide, los acantilados de La Culata y el Monte del Agua aliñan la visita, que, además, se complementa con otros charcos o entrantes de mar en dirección hacia Buenavista. Antes, en La Caleta de Interián, se hallan otros 3: el del Inglés, El Cumplido y El Juaniquín, junto a otro referente de los restaurantes de pescados, mariscos y arroces.

Charco del Roque (Buenavista)

Buenavista cuenta con numerosos charcos o zonas de baño pisando la lava. Uno de los mejores ejemplos es el charco Roque, situado entre Las Arenas y El Fraile. Un área con vistas al comienzo de Punta de Teno y que permite un baño más íntimo y tranquilo a pocos metros de la célebre playa local, la de La Arena, junto al campo de golf. Además, y como en tantos otros puntos, la oferta gastronómica del casco amplía los atractivos.