El barrio de medianías de Benijos, en La Orotava, albergó este sábado la primera prueba de 2022 de los raid o carreras de resistencia a caballo, la modalidad hípica más natural, accesible y económica para los aficionados al mundo equino. La jornada arrancó muy temprano, a las siete de la mañana, y hasta bien entrada la tarde el recinto ferial fue un ir y venir de caballos, yeguas, jinetes, colaboradores y aficionados.
Estas carreras, alejadas de cualquier rastro de elitismo, permiten a los aficionados a la hípica en la Isla disfrutar del deporte en contacto directo con la naturaleza y con un exquisito cuidado de la salud y el bienestar de los caballos y yeguas participantes, que pasan estrictos controles veterinarios antes, durante y al final de la prueba. La cuatro veces campeona de Canarias Noemí Carreras es la vicepresidenta de la entidad organizadora, la Asociación Ecuestre de Raid y Actividades de Campo en Tenerife (Aerac), y subraya que en los raid todos son «antes que nada, amantes de estos animales».
Cada jinete participa con una montura, a la que acompañan un grupo de colaboradores, la mayoría familiares y amigos que montan un puesto y se encargan de las asistencias y el avituallamientos durante la carrera, que pasó por pistas de Mataznos, Choza de Luis y Mirador de La Palma hasta cerca de Chanajija. «Es algo muy familiar», relata Noemí Carreras: «Aquí se reúnen los grupos y pasan un día diferente en el campo, por eso va más allá de la pura competición».
Un equipo de tres veterinarios se encargó de realizar los controles a los caballos. El primero, al menos una hora antes de la carrera, certifica que el animal es apto para la prueba. Incluye un análisis del estado metabólico del animal, el tiempo de llenado capilar, el color de las mucosas, la deshidratación, el pulso, el ritmo respiratorio, el movimiento intestinal, el tono muscular, el estado del dorso, la inexistencia de heridas y el trote, «para comprobar que no cojea». Este análisis se repite cada 20 kilómetros aproximadamente y dura unos minutos. En cada carrera se debe contar con un veterinario cada diez caballos.
Estos expertos en salud animal destacan la mejoría en el trato y los cuidados a los caballos: «Anteriormente eran más comunes las descalificaciones, pero ahora es muy raro que sea necesario poner suero a un caballo o medicarlo por un esfuerzo excesivo. A veces se dan eliminaciones por cojera, pero se trata de lesiones fortuitas».
Los raid, que en Tenerife mueven a alrededor de un centenar de deportistas, han ayudado a que aficionados a la hípica de zonas de medianías, que antes sólo sacaban a sus animales los fines de semana, incrementen los entrenamientos y mejoren la salud y el bienestar de sus animales. En cada carrera hay también un herrador disponible para atender cualquier problema con las herraduras.
El ganador no siempre es el más rápido, ya que no se permite concluir la prueba a los animales que tengan más de 64 pulsaciones por minuto. En cada paso por meta, ya sea en las fases previas o en la llegada final, cada jinete y su equipo deben comprobar el ritmo cardiaco del animal y ayudarlo a recuperar antes de que pase el control veterinario. El agua y los baños son dos de los principales aliados. Además, se realizan cortes de pelo específicos para tratar de reducir la sudoración. La carrera sólo termina cuando se pasa ese control veterinario.
El jinete Jeremías Francisco Marrero Morales, de Realejo Alto, ha sido campeón de Canarias en el año 2019 y atesora varios récords y un gran currículum de triunfos en la categoría de 80 kilómetros con el equipo Charco de Las Vacas, de Pepe Rodríguez Luis, uno de los pioneros del raid en la isla en 1990. Este veterano médico reconoce que «todo ha cambiado muchísimo y se ha aprendido mucho de la vida y la salud del caballo». En este mismo equipo, la joven amazona Rahíl Brito montó ayer la yegua Coraçao, que participaba en su primer raid. Aunque aún está en fase de formación, Brito se queda con todo lo que ofrecen los caballos: «Son puro amor, se van superando y siempre nos enseñan cosas a nosotros».
El XXI Raid de Benijos contó ayer con un total de 24 participantes, tras una baja de última hora por la lesión de uno de los caballos.
Otro de los participantes, Samuel Santos, compite en raid desde los 14 años, estuvo seleccionado para el mundial junior y logró una medalla de plata por equipos en un campeonato de España en la categoría absoluta. A los 37 años sigue disfrutando de «la complicidad que hay que tener con el caballo para hacer una buena carrera, entender cuando está cansado, cuando hay que dosificar... La clave está en conocer al animal y en entrenar cuatro o cinco días a la semana, ya que en el fondo son como atletas». En el raid tampoco hay límite de edad, tal y como demuestra Juan Mesa Felipe, de 72 años, que corrió en la categoría de 40 kilómetros para hacer debutar a Guayre, un caballo nuevo en los raid. O José Manuel Morales, de 67, que fue el primer presidente de Aerac y sigue subiéndose a su montura para recorrer decenas de kilómetros por el monte, «lo que nos permite disfrutar de la naturaleza, de Tenerife por dentro».
En el XXI Raid de Benijos, que pudo salvar los muebles a última hora gracias al patrocinio de la marca de pinturas Jotun y al apoyo del Ayuntamiento de La Orotava, los ganadores de las dos categorías reina, las de 80 kilómetros nacional y territorial, fueron Luciano Felipe Suárez, con Tekila, y Raúl González, con Aberkan.
“Son deportistas naturales”
Luis Martín Garabote tiene 80 años y desde hace tres ocupa la presidencia de la Asociación Ecuestre de Raid y Actividades de Campo en Tenerife, de la que forma parte desde su creación en 1993. Se le considera una figura clave en la implantación y mejora de los Raid en Tenerife, donde percibe que en estos años «se ha mejorado mucho en el cuidado y el trato a los caballos», a los que considera «deportistas naturales» .
