El alcalde de La Orotava, Francisco Linares, anuncia que el municipio recuperará el acueducto del barrio de Colombo, un elemento histórico desconocido para muchos villeros y que forma parte del patrimonio cultural local. El consistorio cuenta con los informes necesarios, suscritos por el técnico municipal de Patrimonio Histórico, para solicitar el apoyo económico del Cabildo y del Gobierno de Canarias a fin de poder acometer el proyecto de acondicionamiento y conservación.

Linares considera que este espacio forma parte de las manifestaciones de diversa naturaleza y funcionalidad que integran el patrimonio cultural de Canarias, “por lo que su rehabilitación supone no solo la recuperación y difusión de un elemento de gran importancia histórica para la localidad, aún desconocida para buena parte de la población, sino también la revalorización de una infraestructura única en atención a sus características morfológicas”, subraya Francisco Linares.

La construcción del Acueducto de Colombo (forma parte de la hidroeléctrica) –del que solo queda una pequeña sección– se remonta al año 1934. Surge de la necesidad de municipalizar el servicio de abastecimiento de agua. Formó parte de una de las fases de la red que debía producir el caudal necesario para generar con garantías el suministro eléctrico en los barrios de la Villa, que redactó el ingeniero Rafael de Villa y Calzadilla. La Orotava fue el primer municipio de la Isla en disponer de suministro de energía eléctrica, con su primera sede en la zona de Planta Vieja, del barrio de Barroso.

La historia

Los datos históricos reflejan que, a partir de un depósito de desviación situado en el Camino de Las Maravillas surgía una tubería de carga de dos kilómetros, que atravesaría el terreno hasta el nuevo edificio de la planta hidroeléctrica (entonces emplazada en la zona de Aguamansa), con una diferencia de cota de 486 metros. Así se garantizaba una potencia que solucionaría las deficiencias del servicio eléctrico.

La propuesta de Villa y Calzadilla fue revisada en 1934 y actualizada por el ingeniero militar Francisco Armenta, para proceder a colocar una tubería de carga de acero asfaltado subdividida en tramos de ocho metros y recubierta por paredes de mampostería ordinaria para su protección exterior, a excepción del citado tramo que transcurre en el barrio de Colombo. Aquí, el acentuado desnivel del terreno motivó que el trazado de la tubería fuera aéreo, sujeta por pilares de mampostería que aún se conservan.

unto a la central situada en La Abejera y al Pesador o depósito distribuidor –una obra de ingeniería sobresaliente en cuanto a su morfología y funcionalidad–, este acueducto «es un elemento de un significativo interés patrimonial desde un punto de vista histórico y etnográfico en el marco de una relevante labor de ingeniería».