Las lluvias de estos días y el agua regenerada, símbolo de la estrategia del Cabildo en este sector, son la garantía del riego en los campos de la Isla. Así lo confirma el consejero insular de Agricultura, Ganadería y Pesca, Javier Parrilla, quien se muestra “satisfecho“ – aunque también comedido en el entusiasmo– porque las 21 balsas de la Isla están llenas a un 62% con fecha del pasado 11 de enero “que es donde tenemos datos”. Parrilla tiene claro que “a día de hoy (por ayer) la cantidad será, sin duda, mayor”. Ese porcentaje corresponde a 3.067.000 metros cúbicos que contienen esas balsas –equivalente al agua de 1.200 piscinas olímpicas– para una capacidad total de 5.060.000. Tanto agua regenerada como procedente de galerías o pozos, desalada y de las precipitaciones. No se superaban los tres millones desde hace siete años y esas lluvias han ahorrado días de riego a los productores y a la institución insular.

Resalta Parrilla el agua regenerada que “ ha entrado en las balsas del Valle de San Lorenzo, en Arona, así como en El Saltadero y San Isidro, ambas en Granadilla”. El consejero recuerda que “no llueve de manera uniforme en toda la Isla” pero pone el ejemplo de Guía de Isora ”donde cayeron entre el 4 y el 11 de enero 500 litros por metro cuadrado”. Corrobora que “no se daba algo así desde 2014”.

Parrilla incide en “las diferencias con Gran Canaria porque nuestro sistema no está hecho para recoger el agua de lluvia. Por la cuestión orográfica, al no tener grandes cuencas –con las excepciones de Taco o El Saltadero– que se puedan aprovechar para hacer presas y por la naturaleza de nuestros suelos, que no son impermeables. La morfología es distinta”.

Tomaderos

El consejero da algún ejemplo de lo ocurrido estos días de lluvia intensa: “Hemos colocado tomaderos en el barranco Santos y el agua ha terminado en la balsa de Valle Molina, en Tegueste, o en el Valle de San Lorenzo”. La colocación sistemática de esos tomaderos, siempre que sean rentables, es una de las iniciativas a desarrollar en el mundo agrícola de Tenerife.

Parrilla resume: “Lo que garantiza el riego de nuestros campos es el trabajo de regeneración de aguas residuales y los aportes complementarios de la desalinizadora de Fonsalía. La lluvia ayuda también por supuesto”. Las reservas, valora Parrilla, ”nos dan cierta tranquilidad, pero sin confiarnos en absoluto”.

Confirma que “las lluvias nos han venido muy bien, pero hay que seguir trabajando en las aguas de regadío”. Considera Parrilla que “antes debíamos ir al mercado libre del agua de pozos y galerías, pero ahora tenemos una oportunidad de oro con el agua regenerada”. El campo isleño vive una época donde por fin no falta el agua después de siete años de sequía. Han ayudado las precipitaciones de la borrasca Filomena que han alcanzado los 150.000 metros cúbicos en apenas unos días. Además, esta entrada de agua se suma a los buenos datos con los que ya contaban las Balsas de Tenerife que gestiona el organismo denominado así, Balten en sus siglas. Balsas como la de Valle Molina (Tegueste) o Trevejos en Vilaflor que superan con creces el 60% de capacidad. Un panorama con grandes expectativas para 2021. Sin embargo, Javier Parrilla se muestra precavido y advierte de que “no hay que equivocarse y derrochar. Sería un grave error”.

Lluvias beneficiosas

Estas lluvias de principios de enero han sido beneficiosas. Buenas para las papas porque se han filtrado en la tierra y, por supuesto, “para limpiar” asegura el consejero Parrilla. No tanto para la producción de flores, pues ese empapado puede haber afectado al ciclo de crecimiento de las plantas.

Parrilla insiste en que “el futuro es el agua regenerada” porque “nos permite no depender tanto de pozos o galerías”, También tiene depositadas muchas esperanzas en las obras de mejora “que acometemos para mejorar sistemas y modelos en las infraestructuras”. Reconoce que ”la lluvia es siempre una bendición. Para el campo de forma directa, pero también porque nos permite ahorrar a los agricultores y a la institución”. Repite como una especie de mantra: “El futuro es el agua regenerada”. Pese a todo, todavía es necesario mirar al cielo.

El Cabildo pagará los contadores

El Área de Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo inicia la renovación de los contadores de riego con una antigüedad de más de 12 años. De forma gratuita y progresiva para los agricultores y empresas a los que suministra agua de regadío. A través de la empresa pública Balsas de Tenerife, este plan, que durará cinco años, supondrá una inversión de 250.000 euros anuales hasta completar un total de 1,2 millones. Según Balten, de los 9.211 contadores existentes, 4.504 tienen una antigüedad igual o superior a 12 años con referencia en el 20 de agosto de 2020, cuando entra en vigor la orden de control meteorológico promulgada por el Ministerio de Industria. Esto constituye el 48,90% del parque de contadores instalados. “La eficiencia en el regadío es la clave para el manejo óptimo de los cultivos y la gestión económica de la agricultura de la Isla”, apunta el consejero, Javier Parrilla. A la telegestión y el telecontrol, que se instalan en las nuevas redes de riego y en la del Valle San Lorenzo, una de las más extensas de Tenerife, se une la reciente apertura de la Oficina del Regante, en Garachico, que da servicio al conjunto de la Isla. Desde la entrada en vigor, el pasado 24 de octubre, de la nueva orden de control meteorológico, se deberán cambiar en un corto plazo todos los contadores de agua de más de 12 años.