Jaime Coello Bravo (1973, Puerto de la Cruz). Licenciado en Derecho y Máster en política y gestión medioambiental, además de director de la Fundación Canaria Telesforo Bravo-Juan Coello. Pero, al margen de los datos académicos y por encima de todo, un defensor a ultranza del medio ambiente, del paisaje y de los espacios naturales de la Isla que le vio nacer. Sin olvidar su importante faceta divulgadora entre los más jóvenes. Un activista de la ecología. 

¿Desde cuándo en esta lucha por defender el paisaje y la naturaleza de la Isla?

Desde que tengo conciencia de su importancia. El proceso empezó cuando tenía 7 años, hace 40, y comencé acompañar en rutas, viajes y campamentos a mi padre (Juan Coello) y a mi abuelo materno (Telesforo Bravo). Este practicaba las conferencias con mis dos hermanos y conmigo. Nos sentábamos en el suelo frente a su escritorio y él ponía en marcha el proyector. Nos hacía desplegar la pantalla, cerrar las contraventanas y comenzaba la magia. Me descubrió un mundo nuevo, el de la naturaleza y los paisajes de Canarias, que aprendí a respetar y amar.

Telesforo Bravo y Juan Coello. Buenos genes para luchar por el medioambiente.

Es difícil explicar con pocas palabras quiénes fueron ambos. Primero que nada un buen padre y un buen abuelo. Después mis maestros. Me enseñaron las operaciones matemáticas básicas, me descubrieron a los dinosaurios, los fósiles, los volcanes... Destacaría sobre todo su enorme vocación de servicio público. No dudaban en acudir a cualquier lugar donde se les requería para dar una conferencia o estudiar si se podía obtener agua subterránea. Por otra parte, eran muy buenos comunicadores y capaces de convertir en sencillo algo que era muy complejo. Hacían un gran equipo; Telesforo era intuitivo, creativo, con gran carisma y liderazgo y bromista, y mi padre ordenado, metódico, trabajador y serio.

¿Cuál es el objetivo de la Fundación que dirige?

Preservar y divulgar el legado de ambas personas y científicos, así como defender el valioso y frágil patrimonio natural de las Islas. Esto explica esforzamos en conseguir transmitir al mayor número posible de canarios, que serlo no se reduce a ponerse un traje típico una vez al año, comerse un plato de papas con mojo, disfrazarse en carnavales o apoyar a un equipo de fútbol de una Isla. Implica también la responsabilidad de conservar y defender nuestra naturaleza y nuestro patrimonio cultural, de los que la sociedad canaria actual no es propietaria, tan solo los tiene en custodia y debe transmitirlos a las siguientes generaciones en las mejores condiciones. La Fundación está en un momento crítico, pero no en sentido negativo. Creciendo en número de colaboradores, desarrollando cada vez proyectos, dando más charlas en centros educativos, organizando más ciclos de conferencias, rutas de interpretación de la naturaleza y programas de formación, pero no tenemos un solo asalariado a tiempo completo porque aun no recibimos el suficiente apoyo público.

¿Qué siente al ver botellón o carreras de coches en el Teide?

Me pregunto qué hemos hecho mal para que una parte de la población de esta Isla, entienda que un espacio natural protegido tan importante como el Teide es el lugar adecuado para hacer un botellón o carreras de coches. Creo que en Canarias llevamos muchos años en que no se han promovido los valores adecuados porque ahora impera el individualismo más exacerbado que prima el deseo de diversión por encima de todo, incluso de la integridad de nuestro frágil y cada vez amenazado patrimonio natural. Me resulta triste comprobar como Administraciones Públicas y ciudadanos, somos los primeros en manifestar orgullo por nuestros paisajes volcánicos, nuestra flora y fauna únicas y cuando nos piden que los respetemos o simplemente dejemos de hacer algo que los daña, nos sintamos incluso ofendidos y digamos que nos están coartando nuestro derecho de disfrutar como a nosotros nos dé la gana. Me molesta que se haya hecho promoción turística con ese patrimonio natural único y se hayan obtenido grandes beneficios económicos privados y no se haya hecho el suficiente esfuerzo para dar a conocer a los turistas que es muy frágil y valioso y hay muchas cosas que aquí no deben hacer. Y que no se haga la suficiente inversión pública y privada para protegerlo adecuadamente. Es como una vaca de la que todo el mundo quiere leche, queso y mantequilla, pero que nadie cuida como merece. Me indigna que llevemos 30 años hablando de un cambio de modelo económico para no ser tan dependientes del binomio turismo-construcción y que no se hayan hecho esfuerzos para lograrlo.

¿Cómo va la campaña Pasa sin huella?

Continúa con paso firme pero no damos abasto. No somos capaces de canalizar y atender el enorme caudal de denuncias ambientales que nos hace llegar la ciudadanía de Canarias y eso nos genera frustración. Necesitamos un apoyo más decidido por parte del Gobierno de Canarias, de los Ayuntamientos y de los Cabildos, porque el nivel de deterioro de nuestro medio natural es grande y aumenta cada día.

¿Por qué cree que a la gente le da por escribir sobre grabados rupestres o entongar piedras?

Desde pequeños nos hacen creer que todos merecemos nuestro minuto de gloria y hay disfrutar de cada día como si fuera el último, como si no hubiera un mañana. Pero no nos explican que nuestro modo de vida es imposible en el marco del planeta en el que vivimos. No nos inculcan tampoco que la mejor huella que podemos dejar está en los corazones y las mentes de nuestros seres queridos y de nuestros congéneres y no haciendo un montón de rocas o una pintada, que lo único que hacen es deteriorar nuestro patrimonio común.

¿Falta más didáctica y conocimiento de la sociedad canaria sobre su patrimonio?

Sin duda y no solo el cultural sino también el natural. Hace ya mucho que se desmanteló el servicio dependiente del Gobierno de Canarias dedicado a impulsar y coordinar la educación ambiental en el Archipiélago. Cuando la competencia pasó a los Cabildos, se perdió o diluyó un trabajo muy valioso, incluso puntero a nivel estatal. Ahora se depende de la sensibilidad de cada grupo de gobierno de los respectivos ejecutivos insulares y tengo que decir con pesar que, excepto honrosas excepciones, ha estado a la cola de sus prioridades. Especialmente trágico es el estado de nuestro rico patrimonio hidráulico.

¿Qué le dice a un niño para despertar su conciencia?

Creo que a muchos de ellos no hace falta decirles nada porque ya la tienen. Para los que no, les hablaría y les hablo en el lenguaje de su generación, no hay planeta B. Siempre he creído que la infancia es plenamente capaz de entender los problemas a los que se enfrenta y por eso les hablaría muy claro pero sin catastrofismo.

¿La pandemia de la Covid-19 es un castigo de la naturaleza?

La naturaleza no es un Dios, no premia, ni castiga, pero en ella las acciones tienen consecuencias. Esta pandemia sí es una cura de humildad y una llamada a la responsabilidad del ser humano. Nos creemos el ombligo del Universo, invencibles e inmortales, pero algo de un tamaño insignificante, nos ha puesto de rodillas y ha roto las costuras de nuestro sistema socioeconómico. Nos olvidamos de que compartimos viaje con otros seres vivos, con sus propios desafíos y enfermedades.