La crisis del PSOE y del grupo de gobierno en el municipio de Arona vivió este lunes un día clave en el que los dos sectores enfrentados, con el partido como árbitro, han fijado posiciones. Los seis concejales afines a Luis García han acatado las directrices de su formación política y firmaron el documento que, con la base del código ético del PSOE, pretendía poner fin a la crisis y marcar la hoja de ruta para un futuro distinto. Sin embargo, los seis ediles que respaldan al alcalde José Julián Mena se mostraron reticentes y no firmaron el documento, un gesto que ahora los sitúa al margen del PSOE.

La intención de las direcciones insular y regional del partido es conservar el gobierno en el Ayuntamiento de Arona sacrificando a los líderes de ambos bloques: el alcalde, José Julián Mena, y el exedil de Urbanismo, Luis García, que se enfrentan a sendos expedientes de expulsión y están suspendidos cautelarmente de militancia. Con Mena y García fuera del tablero, la partida se juega entre los 12 concejales que aún forman el dividido Grupo Municipal Socialista.

El Hotel Escuela de Santa Cruz de Tenerife fue el escenario en el que se concretó un movimiento que puede ser clave para el desarrollo de los acontecimientos. Los secretarios de organización del PSOE en Canarias y en Tenerife, Jorge González y Josefa Mesa, respectivamente, pusieron sobre la mesa un documento de consenso, un acuerdo de paz que también incluía obligaciones y compromisos. La propuesta fue firmada por los seis ediles afines a Luis García: José Luis Gómez, Juan Sebastián Roque, Dácil León, Pura Martín, Elena Cabello y Yurena García. El contenido no convenció a los concejales fieles al actual alcalde, que con ese gesto podrían haber puesto al menos un pie fuera de su formación política. Se trata de Raquel García, Francisco Marichal, Leopoldo Díaz, Ruth Alexandra, Julia Morales y José Alberto ?Delgado.

El documento que recibió el visto bueno de la mitad del Grupo Municipal Socialista era un intento por recomponer el PSOE en Arona y garantizar su futuro. A pesar del mutismo oficial, ha trascendido que ese acuerdo planteaba el respeto a las normas, directrices y códigos que rigen el partido, y fijaba unas reglas de juego respecto a la toma de decisiones necesarias para garantizar la continuidad del gobierno socialista en la ciudad turística, donde se incluirían posibles negociaciones y acuerdos.

El sector afín a Mena se lo pensó, pidió un receso, pero finalmente rechazó firmar un acuerdo que, a su juicio, supondría la pérdida de la autonomía del Grupo Municipal Socialista en el Consistorio aronero. Con las cartas sobre la mesa, los secretarios de organización del PSOE pudieron comprobar que, al menos por el momento, su partido sólo puede contar con que 6 de los 12 concejales en Arona están dispuestos a acatar las directrices y decisiones de los órganos de dirección. Pese a que los afines a Mena se han desmarcado, en el PSOE aún no tiran la toalla y se resisten a perder a la mitad de sus ediles.