Tenerife alberga 15 instalaciones que pueden provocar un riesgo radiológico en el caso de que sufran algún tipo de accidente. Estas localizaciones están incluidas en el Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Radiológico de la Comunidad Autónoma de Canarias, aprobado por el Gobierno regional. A través de este tipo de documentos, las administraciones establecen tanto los riesgos potenciales, como la coordinación de los recursos humanos y materiales frente a una situación de emergencia concreta, así como la intervención necesaria para garantizar la protección de las personas y los bienes materiales.

Son cuatro los municipios de Tenerife que cuentan con alguna instalación incluida en este plan de seguridad por su riesgo radiológico. Santa Cruz de Tenerife, con ocho puntos, es la localidad que alberga la mayoría de las que existen en la Isla. Entre ellas están los hospitales y otros centros sanitarios y formativos, así como empresas que por su actividad deben utilizar algunos equipos que pueden presentar riesgo radiológico.

San Cristóbal de La Laguna es el segundo municipio en el que la presencia de este tipo de instalaciones es más numerosa, ya que el plan recoge riesgo en cuatro edificaciones, que son el Hospital Universitario de Canarias, la Facultad de Medicina y la de Farmacia de la ULL, así como el Laboratorio Canario de Calidad SL.

La cifra en todas las Islas

Arafo y La Orotava completan los municipios incluidos en este plan por la presencia de instalaciones que pueden suponer un riesgo radiológico. En concreto, en Arafo se localiza el Instituto Canario de Investigación de la Construcción (Icinco), mientras que La Orotava está incluida por albergar dentro de su término municipal, en el Parque Nacional del Teide, el Centro de Investigación Atmosférica de Izaña. En total, en todo el Archipiélago el plan recoge 32 puntos en los que existe algún riesgo potencial debido a la actividad que desarrollan en ellos.

El plan estipula la forma en la que deben actuar tanto el personal de las propias instalaciones como las administraciones. De esta manera, se establecen en el documento un listado de elementos vulnerables en caso de que se produzca cualquier incidente en alguno de los puntos que suponen un riesgo radiológico. En este sentido, el plan determina el escenario "más desfavorable posible", por lo que si ocurriera cualquier accidente en el interior de las instalaciones serían vulnerables todos los elementos que se encuentran a 300 metros de distancia, mientras que si el incidente sucede en el exterior el radio se ampliaría hasta los 600 metros.

Asimismo, el plan estipula aquellos sucesos de los que los responsables de las instalaciones deben informar en una hora y los que deben notificar como máximo en 24 horas. Entre los primeros estarían los incendios, las inundaciones cercanas a los equipos o la liberación de sustancias tóxicas. También se debe informar en menos de una hora de la desaparición, ya sea por pérdida o robo, de fuentes radioactivas, así como de otras amenazas. En 24 horas, los responsables deben informar de cualquier fallo en los equipos, errores humanos o en los sistemas de seguridad de la instalación, entre otros aspectos.

El inicio: una pieza de avión

El Plan Especial por Riesgo Radiológico se activó en la Isla el año pasado, cuando apareció en una finca del municipio de La Laguna una pieza de un avión, que finalmente se supo que perteneció a uno de los dos Boeing 747 que chocaron en el año 1977 en el aeropuerto de Los Rodeos. El plan tuvo que activarse al comprobar que la pieza contenía uranio empobrecido, un material que se utilizaba antiguamente en la fabricación de aviones.