La situación que se está viviendo en La India respecto al coronavirus está provocando que los hospitales estén completamente saturados, e impidiendo que los médicos puedan luchar por la vida de aquellas personas que tienen menos posibilidades de salir adelante. Quizás no os hacéis una idea de la magnitud del problema humanitario que allí están sufriendo, pero esta historia es un buen ejemplo para ser conscientes de ello.

Shakuntala Gaikwad es una mujer de 76 años que contrajo la Covid-19 como muchas otras personas. Vive en Mudhale, un pequeño pueblo en el que parecía que el coronavirus no era capaz de llegar, pero rápidamente empeoró y tuvo que ser trasladada al hospital de Baramati. Allí, nada más entrar, se desmayó, y tanto la familia como el profesional sanitario creyó que había fallecido, por lo que tramitaron toda la documentación necesaria para proceder a la incineración.

Una vez estaba todo preparado en la morgue para despedir a Shakuntala, y tan solo dos minutos antes de empezar con el proceso de cremación, la mujer despertó, abrió los ojos y comenzó a llorar; lo hizo no solo porque estaba a punto de morir incinerada y no por la Covid-19, también por el hecho de ver a toda su familia triste por su repentino 'fallecimiento'. Por fortuna, Shakuntala continúa en el hospital de Baramati con su respectivo tratamiento, y su salud parece que está mejorando a pasos agigantados.