Las indagaciones realizadas por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil del Ministerio de Transportes sobre el incidente en el que una avioneta seccionó un cable del tendido eléctrico en el municipio de Arico a finales de enero determina que el mismo se originó durante un vuelo de instrucción que partió del aeródromo de La Gomera con destino al aeropuerto Tenerife Norte, en el que se simuló un aterrizaje de emergencia sobre la autopista del Sur (TF-1), donde se voló a unos 20 metros sobre el suelo, cuando la altura mínima para esas acciones es de 50, según la normativa.

En la aeronave Piper volaban un instructor y un alumno-piloto. Según el citado estudio, denominado Recomendaciones de Seguridad, con dicha acción se incumplió el Manual de Formación del Real Aeroclub de Tenerife y su anexo D, “libro de instrucción del alumno” (Syllabus). En dicha publicación se contempla que la simulación de un aterrizaje forzoso sin potencia y de un aterrizaje de precaución se prepara al alumno en la elección del lugar adecuado para hacer dichas acciones, que pueden ser un aeródromo normal, un aeródromo en desuso o un campo ordinario, pero, “en ningún caso, una carretera abierta al tráfico de vehículos”. La Comisión advierte de que la práctica de esta maniobra “no se contempla en el Syllabus y, por tanto, no está autorizada”.

También se afirma en el escrito que “el mero planteamiento de su realización durante un vuelo de instrucción podría generar, además, la falsa percepción en los alumnos-pilotos de que se trata de una maniobra segura y aceptable”.

Según la normativa actual, para los vuelos de entrenamiento de aterrizajes en emergencia, las avionetas podrán operar hasta una altura mínima de 50 metros (150 pies) bajo ciertas condiciones. En el caso de lo ocurrido junto a la gasolinera del kilómetro 44 de la autopista del Sur, la aeronave se encontraba a una altura estimada de 20 metros. Y en la recuperación de la maniobra en fase de ascenso, pasó por debajo del cable superior del tendido. El estabilizador vertical de la Piper cortó el cable y causó daños graves en la aeronave. En las recomendaciones citadas se afirma que “la operación ha representado un riesgo elevado para la seguridad de la misma y con una alta probabilidad de sufrir un accidente mortal”. La Comisión recomienda a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea que incremente la supervisión sobre el Real Aeroclub de Tenerife como organización de formación.