35.000 kilos de hachís, de los que 21.500 fueron interceptados en aguas próximas al Archipiélago. Policía Nacional y Vigilancia Aduanera llevaron a cabo durante la última semana el mayor golpe al narcotráfico que se recuerda en alta mar, con la interceptación de cuatro veleros cargados de esta droga. Estos barcos se unen a otros dos detectados en marzo y julio, en los que se ha detenido a once personas -nueve búlgaros y dos rusos-. Los narcotraficantes buscan rutas alternativas al Estrecho, donde el incremento de la vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad española ha motivado que modifiquen su modus operandi. La Policía Nacional y Vigilancia Aduanera indicaron ayer que los narcos utilizan Canarias como base logística de estos navíos para trasladar la sustancia al sur de África y después iniciar una ruta marítima hacia Europa. La droga hubiese tenido un valor en el mercado de 60 millones de euros.

La operación, denominada Goleta-Gratil, comenzó hace exactamente un año con la localización del Amaalta, un velero sospechoso en aguas del Estrecho. Pero el grueso de la explotación de la investigación se llevó entre los pasados 24 y 28 de septiembre. Fue entonces cuando un amplio dispositivo de agentes de Policía Nacional y Vigilancia Aduanera, con cuatro patrulleras, un helicóptero y un avión, así como el apoyo del Buque de Acción Marítima (BAM) de la Armada con base en el Arsenal, abordaron cuatro de las seis embarcaciones. Tres de estas operaciones se llevaron a cabo en aguas próximas a las Islas, en veleros que habían cargado la droga a la altura de la ciudad marroquí de Kenitra, situada cerca de Rabat a 890 kilómetros al norte de Lanzarote.

El Sweet Breeze, un barco de lujo de 20 metros de eslora, el Amaalta y el Carla pusieron entonces rumbo sur hacia el golfo de Guinea. Cuando se encontraban próximos al Archipiélago, los agentes encargados de la investigación comenzaron a actuar. Primero asaltaron el Sweet Breeze, con bandera del Reino Unido. El patrullero Sacre de Vigilancia Aduanera, con base en el puerto de La Luz, lo abordó en aguas internacionales al sureste de Fuerteventura el jueves de la pasada semana. Los agentes se encontraron con centenares de fardos por todos los compartimentos. Se convirtió en el mayor alijo: 10.700 kilos.

La segunda intervención tuvo lugar dos días después, el sábado, cuando el Meteoro de la Armada intervino en el "sospechoso" Amaalta, con pabellón alemán y de 17 metros de eslora, frente a las costas de Nuadibú, en Mauritania. Cuando el buque militar llegó al barco de recreo, los tripulantes achicaban una vía de agua, consiguiendo recuperar decenas de fardos de droga hasta que, finalmente, el velero zozobró en medio del Atlántico al agravarse la avería por las malas condiciones meteorológicas.

El Sacre volvió a actuar el pasado lunes cuando intervino en el Carla, otro velero de 16,2 metros de eslora y bandera holandesa que fue interceptado cuando navegaba al sudeste de Fuerteventura con dos tripulantes búlgaros a bordo. En su interior se estima que llevaba unos 6.000 kilos de la droga, aunque se está a la espera de su pesaje después de que fuera descargado durante la tarde ayer.

9.300 kilos en el Estrecho

A estas operaciones hay añadir una cuarta que tuvo lugar en aguas internacionales próximas al Estrecho de Gibraltar. Se produjo el pasado 24 de septiembre cuando el Águila II de Vigilancia Aduanera se aproximó al Eagle Ray, de bandera del Reino Unido y 18,6 metros de eslora. Los investigadores localizaron 9.300 kilos de la sustancia estupefaciente, también pertenecientes a la misma organización de narcotraficantes.

Rafael Pérez, comisario general de Policía Judicial de la Policía Nacional, apuntó durante la desestiba que a esta misma red se le intervino otras dos embarcaciones, una el pasado 26 de marzo, en pleno confinamiento por la pandemia de coronavirus, a 80 millas al sur de Mallorca con 4.244 kilos, y otra el 14 de julio con 360 en el Golfo de Cádiz. A raíz de estas dos operaciones, Pérez considera que la organización decidió desviar su base de operaciones de Baleares a Canarias, gracias también a las operaciones que durante los últimos meses se han desarrollado en el Campo de Gibraltar que han permitido desarticular varias organizaciones. Dos motivos hicieron que modificaran sus rutas: "Ellos pensaban que les aportaba un plus de seguridad, y como vemos no ha sido así; por otro lado, la proximidad a las costas marroquíes les aportaba ese plus de agilidad y rapidez", dijo.

El comisario hizo hincapié en el poder de esta banda de narcotraficantes, que "en menos de una semana ha podido cargar y alijar en sus barcos más de 30.000 kilos de hachís". Pérez estimó que la organización podría utilizar posteriormente la ruta paralela que conduce hacia Galicia para introducir el hachís a Europa. "La del Estrecho está desechada por la acción de los últimos meses", por lo que avanzó que los narcos "van a abrir nuevas rutas y mercados en Europa". Y es que al menos tres de los veleros se dirigían hacia el Golfo de Guinea cuando fueron interceptados cerca de la costa canaria para, supuestamente, trasladar después el hachís al continente europeo en lo que sería un novedoso itinerario.

El subdirector general de operaciones del Servicio de Vigilancia Aduanera, Manuel Montesinos, calificó esta operación como "la más importante de la historia en la lucha contra el tráfico de hachís no sólo por la cantidad, sino también por la complejidad de organizar un operativo marítimo contra cuatro objetivos que simultáneamente partieron para hacer cuatro alijos de drogas". Asimismo, al igual que hizo Pérez, recalcó la importancia de la colaboración internacional. No obstante, en la operación participaron policías de Reino Unido, Holanda, Bulgaria, Grecia e Italia.

Por su parte, el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, se mostró "muy orgulloso" por la operación policial. "Es un logro muy importante en la lucha contra el tráfico de drogas", añadió.

La investigación, bajo secreto de sumario, continúa abierta y no se descartan más detenciones.