La Guardia Civil abatió a dos toros bravos que al parecer se habían escapado de una instalación ganadera de Tales (Castellón) y que fueron localizados horas después en una zona montañosa.

Los miembros del Instituto Armado tuvieron que matar a los toros, con un peso superior a los 450 kilos cada uno, por motivos de seguridad.

Los toros de lidia fueron hallados en una zona abrupta y de muy difícil acceso, en la pedanía de Arpesa. Al parecer el dueño de la ganadería echó en falta los dos toros y avisó del hecho.