El hecho de que un fenómeno natural sea más o menos frecuente no le resta espectacularidad. Un buen ejemplo es la luna llena, que ocupa el firmamento todos los meses, llama cada vez la misma atención. Observar el satélite en todo su esplendor en cielo, cuando las nubes lo permiten, es un regalo a la vista al final de cada ciclo lunar.

Este proceso que se conoce como plenilunio, se produce cuando la Tierra se posiciona en su órbita justo entre el Sol y la Luna y recibe un nombre diferente en función del mes. Si el pasado abril fue la Luna Rosa, este mayo le toca el turno a la Luna de las flores y en junio habrá Luna de Fresa.

Según explica National Geographic, esta luna será la última de la primavera y supone el inicio del último plenilunio antes de verano. Tendrá lugar durante este jueves 23 de mayo: la aparición del satélite terrestre en el cielo será en torno a las 14:53 horas en Canarias y se prolongará hasta la noche de este viernes.

El nombre

Bautizar a la luna llena de este mayo con el sustantivo de las flores no está relacionado con su aspecto: no habrá nada en la observación del satélite que tenga que ver con el colorido o con las formas que evoca esa denominación.

En realidad, este nombre tiene raíces culturales e históricas, ya que la luna llena de este mes de mayo servía para guiar a los agricultores en el proceso de siembra o cosecha.

Según la publicación de la revista científica, el origen del concepto está vinculado a dos antiguos pueblos nativos de América, los algonquinos y los objiwe, civilizaciones que utilizaban los ciclos de la naturaleza y en concreto los astronómicos para organizar sus labores.

Eso sí, hay que tener en cuenta que no se trata de un nombre generalizado en todo el globo. En China, por ejemplo, se le conoce como luna del dragón y en el hemisferio sur del planeta aluden a este evento astronómico como luna del castor o de la escarcha.

Imagen de una luna de las flores captada en España en un mayo anterior. Europa Press

Consejos

Aunque no se trata de un evento de gran intensidad o menos habitual como pueden ser las lluvias de estrellas, si se quiere disfrutar de toda la plenitud de la luna de las flores es importante seguir algunos consejos.

Como suele ocurrir con otros fenómenos del firmamento, se recomienda acudir a lugares elevados y alejados de la contaminación lumínica que emana de las grandes ciudades. Además, también es recomendable evitar localizaciones con abundancia de árboles altos que impidan una visión clara y amplia del cielo.

En el caso de Tenerife, cualquier punto de la cumbre que no esté cerca de las zonas de monte es una buena opción, como el siempre elegido Parque Nacional del Teide, pero con un poco de suerte con el clima, la luna de las flores puede observarse a simple vista.