Entrevista | Ulises Bértolo Abogado - Escritor / Autor de 'La dama del norte'

"El 'caso Mediador' lo tiene todo para ser una novela negra, negra, negra..."

Ulises Bértolo (Madrid, 1967).

Ulises Bértolo (Madrid, 1967). / JAVIER OCAÑA

Madrileño y con un pasado tinerfeño. Ese es el punto de partida de la entrevista con el abogado y escritor Ulises Bértolo (1967), autor de tramas de suspense que regresa con ‘La dama del norte’, una novela que rastrea los pasos de Ana Garrido, una mujer de carne y hueso que nace en la Asturias minera y llega a convertirse en la gran comandante del narcotráfico español.

¿Hola?

¡Qué tal, mullallo!

Mejor mi niño, lo de mullallo es más habitual en la isla de enfrente...

...es verdad [ríe]. En Tenerife son más de mi niño.

¿Cuál es su pasado canario?

Estudié varios años en el Luther King. Mi padre es gallego y, como muchos paisanos, se marchó a trabajar en el sector de la construcción a Canarias... Mis inviernos los pasaba en la zona capitalina [Santa Cruz y La Laguna] y los veranos en Los Cristianos [Arona]. ¿Se acuerda del hotel Moreque?

Esa Arona de la que habla ha cambiado mucho.

Lo sé... No tiene nada que ver con la Arona de pescadores que conocí, la Arona que se preparaba para ser un gran reclamo turístico. Entonces te parabas en medio del pueblo y se veía con claridad casi toda la montaña de Guaza y hasta el bar Bahía.

¿Cuáles son los ingredientes literarios de La dama del norte?

Es una novela, como todas, que tiene unos anclajes que son fruto de la imaginación y otros que cazan con una historia real. Un amigo del mundo del audiovisual me habló de Ana Garrido e insistió mucho en la idea de que tenía que conocerla porque, según él, tenía una vida de película. Debo confesar que al principio la idea no me apetecía demasiado, entre otras cosas, porque no quería volver a contar otra historia de narcotráfico [Ulises Bértolo publicó antes La sustancia invisible de los cielos (Amazon) y Orthodoxia], pero me convenció y acabé sentado delante de ella.

¿Y que sé encontró?

A una mujer dura [con rejo] que seguía conservando sus orígenes mineros, pero con un presente muy conectado con el mundo del tráfico de drogas, algo por lo que fue condenada a una buena pena de cárcel.

¿La condena es real?

Sí, de 30 años. Una de las sentencias más duras que se han dictado en España en el mundo del narcotráfico...

¿El personaje principal también lo es?

¿Real o duro?

Las dos cosas...

Ana estuvo al frente de un entramado de narcotraficantes que dominó el mercado en España. Eso, en un mundo tan complicado y hecho a medida para los hombres, no es nada sencillo. Hay que poner muchos bemoles sobre la mesa para que nadie se te escape del tiesto...

¿Hay una cruzada contra los hombres?

No es una cruzada, pero el único hombre al que ama es a su hijo... No es nada sencillo vivir tantos sobresaltos, lujos, éxitos, traiciones, fracasos en una sola vida. 

¿Y una madre coraje?

Hay un suceso que vive en primera persona cuando es una niña que modifica los pilares de su vida. A partir de ese instante ella solo tiene el objetivo de ganar mucho dinero y no le importa lo que tenga por delante. La sangre minera, el hecho de conocer las penurias que ocurren bajo tierra, transforma a Ana en un ser que no duda a la hora de tomar decisiones difíciles con tal de lograr lo que ella quiere. Es fría como el hielo.

¿Usted hubiera defendido a una delincuente con ese perfil?

Yo y los asuntos de narcotráfico nunca nos hemos llevado bien [ríe]. Yo no me dedicó al Derecho Penal público, sí que toco esa rama pero desde una perspectiva privada. Lo que sí hice para poner las bases de La dama del norte (Planeta) fue ponerme en contacto con varios agentes que tuvieron protagonismo en el desarrollo de la operación Temple, que ya le adelanto que es bastante complicada, para conocer bien todas sus claves.

¿Qué aprendió en todas esas reuniones de trabajo?

[silencio]. ¿Qué aprendí? Que los agentes de los cuerpos policiales más especializados duermen muy poco. Los malos trabajan 24 horas y saben aprovechar la noche. También que entre los malos hay mucho torpe camuflado que suele poner las cosas algo más fáciles a la Policía Nacional y Guardia Civil.

Los malos trabajan las 24 horas y saben aprovechar la noche

¿Listos y torpes como en la ‘caso mediador’?

¡Vaya trama! Con todo lo que se está leyendo y escuchando es imposible hacerse una idea aproximada del calado de ese asunto. Drogas, prostitución, comisiones, altos cargos políticos... El caso mediador lo tiene todo para ser una novela negra, negra, negra. Cuando crees que ya no puede pasar nada más te encuentras con otro personaje que lo lía todo y la historia se vuelve a retroalimentar. Los medios de comunicación se lo deben estar pasando pipa, ¿No?

Sí, están entretenidos...

Hay material para dar y tomar... En el caso Mediador, y en otros con el mismo perfil, la realidad siempre supera de largo a la ficción. 

¿Al abogado le gustaría formar parte de ese proceso judicial?

Al abogado le hastía ver y, sobre todo, buscar alguna salida posible a tantas corruptelas políticas, pero el escritor puede llegar a disfrutar de situaciones que van mucho más allí de su imaginación. En estos momentos no lo veo pero soy abogado. ¿Sabe lo que significa eso?

¿Qué significa?

Que al igual que a los periodistas nos mueve la curiosidad y no necesitamos mucho para agitarnos

¿Por eso ha escrito la vida de Ana Garrido?

Con independencia de las cosas deplorables que haya podido cometer Ana Garrido antes de acabar en la cárcel, para mí es como mi vecina del quinto. Con esto no le estoy diciendo que mi vecina del quinto sea una narcotráficante, pero es muy posible que tenga una historia que puede inspirar una novela.

¿Ejercer el derecho es una ventaja?

Mi formación jurídica me ayuda a ver estas tramas con otra visión, pero el que escribe novelas es el escritor, no el abogado. Siempre procuro que el lector tenga muy claro quién es el que escribe.

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