La víctima de una agresión grave por la que perdió la visión del ojo derecho en el municipio de Granadilla de Abona explica que acudió a la caravana en la que vivían su tía y el presunto agresor por los gritos de ayuda que emitió la mujer. Además, durante el juicio por este asunto celebrado en la mañana de ayer en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial, el afectado negó que portara un hacha pequeña ni que entablara una conversación con el acusado ni que ambos forcejearan.

Según el testimonio aportado por la persona agredida, el golpe en el rostro fue por sorpresa y no tuvo tiempo de reaccionar. De hecho, cuando le mostraron el pequeño bate de madera intervenido por la Guardia Civil durante la instrucción, no pudo confirmar que el ataque se produjera con tal objeto.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del 11 de febrero del 2018 en las cercanías de la carretera general de Atogo. A las 4:00 horas, el afectado escuchó que su tía estaba gritando y pedía ayuda. Y que llamaba tanto a su hijo, que no estaba en el lugar, como a su sobrino. Este último se aproximó a la caravana en la que residía la mujer y su pareja, el acusado, José Alberto.

Y, tras tocar en la puerta, el hoy procesado abrió y le golpeó en la cara con tanta violencia que lo tiró al suelo. A partir de ese momento, ensangrentado, supuestamente insultó a su agresor y regresó a su vivienda, donde se tumbó en un sofá. A preguntas del fiscal, la víctima admitió que podía haber tomado unas cervezas y que nunca antes había tenido problema alguno ni peleas con el presunto agresor. Además, aclaró que en su casa no tenía hachas, ni grandes ni pequeñas, por lo que a la caravana en la que residía su tía no acudió con dicho objeto ni con ninguna otra herramienta. Y aclaró que nunca le dijo al acusado que saliera para pelear.

La versión ofrecida por José Alberto es muy diferente a la expuesta por el afectado. Según el presunto autor de los hechos, su sobrino político llegó dando gritos, muy alterado y con un hacha pequeña en la mano. Y, después, empezó a golpear la puerta y un lateral de la caravana. Y el hoy afectado le dijo a José Alberto que saliera para fuera para pelear. Tras salir de dicho recinto, el acusado supuestamente empujó a la víctima, que cayó al suelo por su lado derecho. Y, a continuación, se intentó levantar para coger el hacha y atacarlo de nuevo, por lo que él le puso un pie sobre una mano y le golpeó en la cara con un palo.

A preguntas de la abogada de la Defensa, respondió que hubo un momento en el que llegó a temer por su vida, ante la actitud del sobrino de su pareja.

Uno de los testigos que prestaron declaración en el Juzgado de Granadilla que llevó el caso es Manuel, conocido entre sus vecinos por Tolo, ya fallecido. En su momento, dicho hombre explicó que escuchó unos gritos y se asomó al ático de su vivienda. Aclaró que no vio cómo ocurrió la agresión, pues ya la víctima estaba en el suelo y el acusado se encontraba de pie, por lo que intuyó que este último golpeó al primero. Después, la mujer de José Alberto lo introdujo en la caravana y el afectado regresó a su casa.

Tolo acudió a la vivienda de la persona agredida y saltó el muro perimetral de la casa. Comprobó que la víctima estaba toda ensangrentada y, además, había mucha sangre en el suelo y en el sofá donde estaba recostado el herido. Ante dicha situación, decidió llevarlo al Hospital del Sur, en El Mojón. Y, por la gravedad de las lesiones que presentaba, el personal sanitario decidió evacuarlo al Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria (Hunsc).

De hecho, fue dicho testigo el que informó a la madre de la víctima de la agresión que había sufrido su hijo. El afectado fue sometido a un total de tres intervenciones quirúrgicas. Y, al final, perdió la visión del ojo derecho a raíz del fuerte golpe recibido, pues, con anterioridad, no había tenido problema alguno.

Fue la madre de la víctima quien presentó denuncia por los hechos el 19 de marzo del 2018.

Otro de los testigos, un hombre de avanzada edad, explicó que “no se acuerda de nada” de lo que ocurrió esa noche. Aclaró que escuchó una discusión fuerte entre dos hombres. Pero señaló que el lugar en el que se produjo la agresión estaba oscuro, pues no existe iluminación y no pudo concretar si el afectado llevaba algún hacha u objeto similar en la mano.

Un guardia civil explicó que el instructor del caso lo envió al lugar de los hechos tres días después y que una mujer le entregó el objeto contundente con el que supuestamente se produjo el ataque, una especie de bate de madera de pequeño tamaño.

Los peritos sanitarios que intervinieron en el juicio explicaron que las lesiones son compatibles con una agresión producida con un objeto contundente, aunque “no de forma exclusiva”, es decir, que no descartan que pudieran producirse durante una caída al suelo. Dichos profesionales explicaron que en el parte elaborado a su llegada a El Mojón no se hizo constar que estuviera ebrio.

LAS CONCLUSIONES

El representante del Ministerio Público en este caso aseguró que el acusado, en todas sus manifestaciones, ha admitido que causó las lesiones a la víctima y que hubo una importante desproporción de medios entre las partes por las consecuencias que para cada uno tuvo el enfrentamiento. Respecto a si sufrió una lesión con una especie de «cuchillo» o «pequeña hacha» por parte del afectado, el fiscal dijo que la misma pudo ser curada con betadine. Según la Fiscalía, tras ser consciente de la gravedad de la herida que tenía el sobrino de su pareja, decidió voluntariamente presentarse en el puesto principal de la Guardia Civil de Granadilla para explicar, desde su punto de vista, cómo ocurrió el suceso.

Además, incidió en que si la víctima estaba ebria en el momento de la agresión, con más razón el presunto acusado tenía que haber evitado una acción tan violenta, pues la capacidad de defensa del afectado estaba muy mermada.

La abogada de la Defensa recordó que «no hay testigos de los hechos», por lo que no quedó acreditado cómo ocurrió el hecho, ni qué objeto se utilizó para el ataque, ni cómo se produjo la grave lesión. De hecho, recordó que su representado afirmó que el golpe lo dio en la parte izquierda de la cara. Considera que su cliente sufrió «exasperación» por la actitud con la que el afectado llegó a su caravana y que esto debería servir como atenuante. También solicitó que se tenga en cuenta las dilaciones indebidas en el proceso.