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Día de la mujer | Al frente de los recursos policiales del área metropolitana

Policías en el puente de mando

Carmen Delia González y Elena Delgado están al frente de las policías locales de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna | «El peligro es igual para hombres y mujeres», afirman

La subcomisaria jefa Elena Delgado (i) y la comisaria jefa Carmen Delia González (i) hablan sobre el puente de Taco. Andrés Gutiérrez

Al igual que Sole Giménez en las estrofas de ‘Cómo hemos cambiado’, ellas han sido testigos directos de la evolución de la mujer en los cuerpos policiales. Carmen Delia González, comisaria jefa de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife, y Elena Delgado, subcomisaria jefa de la Policía Local de La Laguna, son las protagonistas de una conversación clarificadora: «Ha sido duro, pero ha valido la pena», apuntan.

Casi medio millar de policías locales de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna dependen de sus decisiones, suman 73 años de servicios y siempre tuvieron claro que esta sería su profesión ideal. La comisaria jefa, Carmen Delia González, y la subcomisaria jefa, Elena Delgado, son las protagonistas de una conversación que gira en torno a la presencia de la mujer en el cuerpo que ellas representan. Los cambios que han percibido [«a mejor, siempre», subrayan], la conciliación familiar, los riesgos que corren en la calle y los huecos que se aprecian en los catálogos policiales son algunos de los asuntos que se abordan en un diálogo que madura de una forma muy gráfica. Hace 41 años las primeras siete agentes municipales que aprobaron las oposiciones en la Isla patrullaban La Laguna con tacones, faldas, un bolso que colgaba de uno de sus hombros y una boina; es decir, con una estética más cercana a una azafata de Aviaco [aerolínea española fundada en 1948, que fue absorbida por Iberia en 1999] que a un policía local.

«Hijas o intrusas»

Carmen Delia González ingresó en la Policía Local de Santa Cruz en 1983. Su padre se llevó un «disgusto» cuando ella y su hermana Mari [oficial en la plantilla la capital tinerfeña] le confesaron que querían ser policías locales. «Me llegó a comprar un coche para que fuera a la Universidad si dejaba de lado esa idea». Ahí tocó negociar. Al final la comisaria jefa intercambió los objetivos y selló un acuerdo: «Primero, cumplí mi sueño y, luego, me licencié en Psicología». Elena Delgado se incorporó a la Policía Local de Adeje de 1988 y, cuatro años después, dio el salto a La Laguna. Al igual que Carmen Delia, una vez se aseguró una plaza, alternó las oposiciones –superó dos en Adeje y una en La Laguna– y los exámenes de promoción interna con sus estudios en las facultades de Derecho y Ciencias de la Comunicación de la ULL. «Ha sido un camino duro de recorrer», reconoce al tiempo que su colega rescata del pasado una imagen que ya es historia. «Cuando llegamos –diez mujeres superaron las pruebas de ingreso en Santa Cruz de Tenerife y solo una no llegó a ponerse el uniforme, porque ganó un concurso de Educación– lo normal es que te trataran como si fueras una hija o una intrusa», asegura Carmen Delia antes de realizar una pregunta directa a su compañera de mesa. «¿Tú lo pasaste bien?». Elena guarda silencio, pero sale ilesa del interrogatorio. «Eran otros tiempos, costaba mucho asimilar que la mujer podía desarrollar este trabajo y había más trabas que beneficios».

«¿Crear una familia o hacer carrera? Al final estás obligada a elegir entre una cosa u otra»

Elena Delgado - Subcomisaria jefa de la Policía Local de La Laguna

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Las primeras limitaciones

En la década de los ochenta había más «prohibiciones» que ventajas para las mujeres que entraban en la Policía Local –la Villa de La Orotava fue el primer municipio tinerfeño que tuvo a una mujer al mando– y eso se notaba a la hora de asignar los servicios: «Dos mujeres no podían patrullar juntas, de noche no podían hacerlo un hombre y una mujer y lo de montar en moto era impensable», enumera la jefa de los recursos policiales de la capital tinerfeña al tiempo que Elena Delgado asiente con la cabeza. «Te tenías que ganar el puesto con mucho trabajo y, encima, liberarte de ese proteccionismo no siempre bien interpretado por algunos compañeros», añade la segunda. Carmen Delia, por ejemplo, se acuerda de un «servicio duro» en el Carnaval 86 que aclara el rol que jugaba entonces la mujer policía. «Varios compañeros tuvimos que disolver una pelea multitudinaria y allí yo era la única mujer... ¿Se imagina con quién la tomaron?». Elena ratifica la existencia de esos «años difíciles», pero anuda su reflexión a 2022. «Al margen de que seas hombre o mujer, no todas las personas tienen las habilidades o la preparación para ser motorista o estar en una Unidad de Intervención Especial, pero en las plantilla de hoy suman todos y hay que generar un ambiente positivo para optimizar los recursos de los que se disponen», exalta una de las 23 mujeres [cuatro mandos] que conforman la Policía Local de La Laguna. En el caso de Santa Cruz, ellas también acaparan el 12,5% de las plazas disponibles [40 efectivos, cinco de los cuales son mandos]. «El problema es que las RPT están mermadas por las jubilaciones», coinciden las jefas.

«Ni una lágrima más»

Otra de las coincidencias entre Carmen Delia y Elena es que las dos empezaron desde abajo. «Tú y yo nos hemos comido unas cuantas guardias», expone con un tono bastante distendido Delgado. «Sí unas cuantas», refrenda González sin ocultar uno de esos secretos que dejan de serlo cuando la sinceridad le gana la batalla a la razón. «Yo me fui a llorar unas cuantas veces al baño de impotencia, hasta que un día cambió todo... ¡Se acabó, ni una lágrima más me dejo por cosas que pasen aquí dentro!», resume Carmen Delia sobre un cambio de chip que supuso un antes y un después en el cuerpo. «Yo no creo que los compañeros fueran los responsables de la situación que nos tocó vivir al principio, más bien hay que buscar respuestas en los años que siguieron a la aprobación de la Constitución y, sobre todo, en medio de un escenario en el que la mujer no tenía el rol que sí se ha sabido ganar con trabajo», interpone la responsable de los efectivos policiales laguneros.

Conciliación

Ni Elena Delgado ni Carmen Delia González son madres. Las dos optaron por priorizar sus carreras a la maternidad. Sobre todo, cuando el puesto que desempeñan implica estar las 24 horas operativas. «Hay compañeras que son madres y desarrollan con normalidad sus obligaciones profesionales, pero eso es distinto en cuanto suben las exigencias», avanza la subcomisaria jefa sobre los equilibrios que hay que hacer en el trabajo y en casa: «Estás pendiente todo el día del trabajo [salvo que haya un decreto que certifique que otro mando asume la dirección temporal por unas vacaciones o una baja] y esto es como tener una segunda familia, un poco más numerosa, pero con algunas similitudes... ¿Crear una familia o hacer carrera? Al final estás obligada a elegir entre una cosa u otra». En unos términos parecidos se expresa su colega de Santa Cruz de Tenerife. «El móvil está contigo hasta en la ducha y esa presión no es fácil de llevar», usa de ejemplo Carmen Delia, al tiempo que emite uno de esos comentarios que llaman lapidarios: «Es difícil realizar una apuesta como la nuestra con dos frentes tan laboriosos abiertos... Claro que a mí me hubiera gustado tener niños/as, pero no a cualquier precio; no para que estén todo el día en una guardería», manifiesta sin obviar que a otras escalas, en los cuerpos policiales hay planes de conciliación que posibilitan llevar de una manera lógica los esfuerzos que hay que realizar en el día a día». Y es que una de las cuestiones que no admiten un posible debate es que hombres y mujeres tienen los mismos derechos en este oficio.

«Vivir el vecindario»

Una de las cosas que más valora Elena del día a día es la cercanía de la Policía Local con los vecinos. «Es distinto al que se puede generar con la Policía Nacional o Guardia Civil, porque aún se mantiene viva la conexión entre los ciudadanos y la policía de su municipio», explica sin restar valor a la «importante labor» que realizan los otros recursos en materia de seguridad. El arraigo, pues, continúa siendo una baza crucial a la hora de organizar los operativos. «Esa red vecinal que te cuenta las cosas funciona bien y eso tiene gran utilidad en la coordinación que tenemos con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Esta no es la misma calle que conocimos cuando empezamos, pero la labor que se hace es efectiva», defiende la jefa de las unidades adscritas a la policía local santacrucera. «El peligro es igual para hombres y mujeres», avanza antes de entrar en el último apartado: la seguridad.

«El camino ha sido duro, pero hoy no se mira si un agente es hombre o mujer»

Carmen Delia González - Comisaria jefa de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife

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La calle

Los dos mandos vuelven a ponerse de acuerdo a la hora de apuntar que «en estos momentos existen unos niveles de agresividad» superiores a la etapa anterior a la pandemia. «Hemos salido menos tolerantes», apura Carmen Delia casi a la par que Elena ratifica «que un roce por una maniobra de tráfico puede evolucionar a algo mayor en nada». Elena Delgado tiene a su cargo 183 funcionarios –la RPT de La Policía Local de La Laguna está en 240 efectivos– y Carmen Delia dispone de más de 300, pero los planes de jubilación anticipados [al que se acogieron agentes de entre 35 y 37 años de servicio y con una edad próxima a los 60] ha debilitado las plantillas: «Ahora tenemos 30 en prácticas y están convocadas otras 37», desvela González en un tramo de la charla en el que Delgado menciona una merma de mandos en La Laguna para ejercer las funciones de jefe de servicio en los turnos o elaborar cuadrantes. «Actualmente hay dos procedimientos abiertos para contar con seis plazas de subinspectores y 41 guardias». La conclusión final es unánime: «Hacemos lo que siempre quisimos y nos sentimos útiles a la sociedad», concluyen las jefas.

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