Del nuevo telescopio James Webb, el más preciso de la historia (ha costado 20 años pensarlo y construirlo), se espera que aporte las pistas suficientes para poder explicar cómo se formaron las primeras estrellas o si hay vida en otros planetas. La astrofísica Begoña Vila está al pie del cañón en el Centro Espacial Goddard de la NASA, en EEUU. Es una de las principales artífices y responsables del ‘James Webb’.

En principio, para alguien no familiarizado con los secretos del universo, parece realmente fascinante que la luz emitida por esas primeras estrellas pueda captarse todavía en la actualidad. ¿Cómo lo explicaría de forma sencilla?

Cuando se forma una estrella, esa luz viaja por el universo. Como el universo se está expandiendo, la longitud de onda de esa luz se estira. Evidentemente con una cámara normal no se ve. Si quieres ver cosas que han pasado hace tiempo, esa luz que ha estado viajando tantos miles de años se ha movido a otra parte del espectro. Tienes que hacer la foto en el infrarrojo. Si la haces en esa otra parte del espectro puedes ver cómo se formaron.

Y para lograr esa información gráfica era necesario un nuevo telescopio, el James Webb, en cuyo diseño y construcción usted es una pieza fundamental. ¿Para ver algo tan complejo en el espacio la herramienta tiene que ser también algo complejo, tanto que ha costado 20 años lograrla?

Sí. Estos telescopios que se eligen para investigar una cosa tan compleja, normalmente son complejos y se tarda mucho tiempo... más de 20 años. Incluso cuando los científicos dicen: nos gustaría ver los primeros objetos que se formaron en el universo... muchas veces la tecnología para verlo no existe, hay que desarrollarla. Tienes que ir construyéndolo, hacer muchas pruebas, ver que todo va bien...

Tanto que lleva 18 espejos que se desplegarán una vez que el telescopio esté en el espacio para poder ver las imágenes que pretenden ver y que hasta ahora era imposible...

Para ver las cosas que están en esa parte del espectro, es una luz muy lejana, muy débil. Necesitamos un espejo grande, cuanto más grande, más luz recoge. ¿Cuál es el problema? Que para ir al espacio tienes que lanzarlo dentro de un cohete. Y no cabe algo tan grande. Esta es una de las principales innovaciones del James Webb, con 18 espejos pequeños que los podemos doblar para meterlos dentro del cohete. Una vez que estamos en la órbita los abrimos y los alineamos. Esto es un concepto nuevo que cuando se demuestre se podrá usar para otros telescopios.

¿Y la nueva mirada?

El infrarrojo es calor. Es como cuando ves una película en la tele. Es de noche y no se ve nada. Te pones unas gafas y detectas un latido del corazón aunque sea al otro lado de una casa. Pues James Webb mira en esa luz. El problema de esa luz es que todo emite calor. Para ver esas cosas débiles hay que enfriarlo mucho de modo que el único calor que detecte sea de los objetos que quieres estudiar. Por eso el James Webb tiene este parasol tan grande, tan grande como un campo de tenis. Es como si fuera una sombrilla, cuando vas a la playa te pones debajo de la sombrilla y estás más fresquita. Pues esto es igual. Este parasol tan grande se va a poner de forma que va a permitir un enfriamiento hasta el 0 absoluto prácticamente. Y con eso se va a poder detectar esa luz que se percibe tan débil.

¿Una sombrilla como un campo de tenis dentro de un cohete?

Todo dobladito para poder lanzarlo. Una vez en el espacio, hay que abrirlo. El James Webb tiene una parte de ingeniería muy importante que es precisamente esta: la de abrir cosas una vez ubicado en el espacio. Y una parte de ciencia muy importante: vamos a mirar al universo con estos infrarrojos para poder detectar esa luz que lleva viajando 13.500 millones de años.

¿Y qué van a descubrir... o esperan descubrir?

Como decía antes, ver estas primeras estrellas, estas primeras galaxias que se formaron en el universo... Nosotros vivimos en un brazo de una galaxia. Sabemos cómo son. La nuestra, otras. Tienen brazos. Son elípticas. Pero cuando se mira hacía atrás, hacia el infrarrojo, y empiezas a ver la luz de las galaxias primeras no son así... Son unas cosas muy irregulares. Parte de lo que quiere saber James Webb es cómo se portaron esas primeras estrellas, esas primeras galaxias; cómo han evolucionado hasta convertirse en las que conocemos ahora.

Y la gran pregunta: ¿hay vida en otros planetas?

Sí. La otra parte muy importante del James Webb es avanzar en la búsqueda que tenemos de si estamos solos en el universo. Si hace 20 años preguntaras: ¿hay otras estrellas como el sol que tienen planetas? Posiblemente la respuesta fuera no. Ahora ya ha habido un par de telescopios que se dedicaron a buscar planetas alrededor de estrellas que son el Sol y se ha visto que sí... Ahora ya tenemos cientos de candidatos de planetas, que se han encontrado alrededor de otras estrellas. Otra cosa importante que hará James Webb es buscar en esos planetas y ver la atmósfera.

¿Tiene que haber agua?

Nosotros sabemos que en la Tierra, para que haya vida como la conocemos, si miras la atmósfera de la Tierra vas a ver que tiene agua, metano, carbono... La idea es observar a muchos de estos candidatos de planetas y ver si le detectas esos componentes. Eso nos aporta gran información.

¿Qué más puede pasar?

Como nunca hemos mirado al universo con estos ojos y con este espejo tan grande es probable que encontremos cosas que no esperamos. Nos ayudará a entender un poco más todo.

¿Y si le pregunto por la posibilidad de hallar vida inteligente?

Nosotros pensamos que la vida que conocemos nosotros aquí en la Tierra necesita agua. Tenemos una idea de la composición química que buscamos. Es como cuando se va a Marte y lo primero que miramos es si hay agua. Para la vida como la conocemos nosotros el agua es necesaria y otros componentes. Si los hay, si los detectamos... quizá hay vida. Claro, de ahí a vida inteligente hay un paso muy grande. Piensa en la Tierra, por ejemplo. Si la Tierra se hizo hace 24 horas (por poner un ejemplo), los humanos llevamos en ella cinco minutos. Esa parte aún vendría después. James Webb supone un gran avance, una herramienta muy innovadora en varios aspectos, y dará un paso para adelante en esa búsqueda.

Si todo sale bien, ¿cuál puede ser el siguiente hito en su disciplina, la astrofísica?

Esas primeras imágenes e información de esos primeros objetos del universo van a ayudar a muchas de las teorías que existen de evolución de galaxias, de formación estelar. Si observamos determinado planeta y tiene agua eso va a llamar mucho la atención. También sobre la materia oscura.

¿Lista para el lanzamiento?

Estamos trabajando para que el lanzamiento sea el 31 de octubre. Va a estar a 1,5 millones de kilómetros. Una vez que lo lancemos tarda un mes en llegar allí. Durante ese mes se abren los espejos. En los primeros 3,4 o 5 meses realizaremos comprobaciones, calibrar los instrumentos... Después se inician las observaciones de profesionales, ya está todo un año programado.

¿Qué se siente al formar parte de un proyecto como el telescopio James Webb, la herramienta más avanzada y preciso hasta ahora?

Yo siempre me considero súper afortunada. Es mucho trabajo, pero es un trabajo que me encanta. Estoy súper ilusionada y muy feliz. El hecho de ser un proyecto internacional: no es solo trabajar con la NASA y las empresas en Estados Unidos, es también por poder ver a mis compañeros de Canadá. Yo empecé en Canadá. ¡Y ahora volver a trabajar con mis compañeros de Canadá es genial! Otros vienen de Europa. Además, tengo que reconocer que estoy muy contenta de estar con gente europea.