La nube de ceniza del volcán San Vicente, que entró en erupción el pasado 9 de abril en la isla caribeña, sigue lejos de Canarias. A pesar de los seis mil kilómetros de distancia que existen entre este archipiélago y el epicentro de esta fenómeno natural, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) vigila los movimientos de la nube en previsión de que en uno de los posibles cambios de dirección se pueda dirigir hacia las Islas.

Los organismos encargados del seguimiento de este fenómeno son los Centros Asesores de Cenizas Volcánicas (VAAC), que se encuentran repartidos en distintas localizaciones del planeta, concretamente es el VAAC de Washington el que está emitendo las actualizaciones y, como señala David Suárez, delegado territorial de la Aemet en Canarias, “anuncian en su última revisión que la nube se ha ido moviendo hacia el oeste de Cabo Verde. Los modelos indican que llegaría a esa zona a partir de mañana (hoy para el lector), pero mirando los satélites vemos que aún está muy próxima a la zona del Caribe”.

Asimsimo, la Red de Control y Vigilancia de la Calidad del Aire de Canarias, encargada de analizar contaminantes, no ha detectado ninguna señal anómala. “Si la nube llegase y lloviera en los próximos días, propiciaría una lluvia ácida, pero no tendría mayor repercusión al ser en poca cantidad”, concreta Suárez.

No obstante, esta nube sí que tendría unos efectos en la aeronáutica, pues las cenizas volcánicas, debido a su alto contenido en cílice, entrarían en contacto con los motores pudiendo causar daños. David Suárez incide en que si llegara la nube de ceniza al Archipiélago, la Aemet y el Gobierno de Canarias emitirían los avisos pertinentes, siendo la principal afectada el sector de la aviación.