El plan de vacunación de Canarias se ha visto desbaratado por la paralización abrupta de la vacuna de AstraZeneca-Oxford desde el día de ayer. En los próximos 14 días el Archipiélago perderá casi la mitad de su capacidad de vacunación que ya había alcanzado un ritmo de 8.500 dosis diarias. Las previsiones eran tan optimistas que desde la Consejería de Sanidad consideraban que pronto se alcanzarían las 10.000 dosis diarias. Y es que el producto diseñado entre la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca estaba catapultando rápidamente la vacunación en Canarias, permitiéndole avanzar a un ritmo tres veces superior que a mediados de febrero y acercándole a la luz que indica el final del túnel de la pandemia. Durante las dos próximas semanas, Canarias no pondrá utilizar ni una sola vacuna de este tipo – a no ser que se retire el veto antes– lo que significa que, de momento, el 75% del grupo 6, es decir, el colectivo de los trabajadores esenciales, tendrá que esperar para poder retomar su protección contra el coronavirus.

La vacuna de AstraZeneca, por sus características –acordada para utilizar únicamente en menores de 55 años–, se estaba aprovechando para avanzar en el calendario vacunal y proteger a colectivos que no requerían una gran planificación ni aparatosos dispositivos de vacunación, como los esenciales o los sanitarios que no pertenecen directamente al Servicio Canario de la Salud (SCS), como fisioterapeutas, podólogos o farmacéuticos. En pocas semanas, Canarias pasó de inocular unas 2.500 vacunas diarias a alcanzar 5.000 y, en los últimos días ya se había superado las 8.000 vacunaciones en un día. Con este frenazo preventivo, que en principio durará 15 días, se perderá un tiempo en el que podrían haberse suministrado hasta 100.000 vacunas más en el Archipiélago.

Esta noticia no solo ha aplacado las buenas previsiones de vacunación masiva para el Archipiélago, la cancelación preventiva de la vacunación por parte del Ministerio de Sanidad y otros tantos países de la Unión Europea ha teñido de miedos y dudas a parte de los 37.400 vacunados con AstraZeneca en Canarias y, a su vez, está contribuyendo a menoscabar la confianza de la población en las vacunas contra la Covid-19. “Esto es lo que más nos va a costar recuperar”, vaticina el jefe de la sección de epidemiología del Gobierno de Canarias, Amos García Rojas, que considera que la merma de confianza también puede influir y retrasar la consecución del objetivo de vacunar al 70% de la población canaria de aquí a verano.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y los docentes ya vacunados han mostrado su preocupación tras recibir la primera dosis. Los que aún no la han recibido, por su parte, han mostrado inquietud por no saber “qué va a pasar ahora”. Según los últimos datos proporcionados por la Delegación del Gobierno, más de 4.600 efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) y de la Unidad Militar de Emergencias (UME) habían recibido hasta el viernes pasado la primera dosis de la vacuna contra la Covid-19. Se desconoce, sin embargo, cuántos docentes han recibido su vacunación. “Numerosos afiliados nos han trasladado su preocupación”, señaló, Juan Couce, de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en un comunicado, en el que hizo hincapié que “no saben qué tipo de vacuna se les ha administrado porque el SCS no les ha informado”. “Nos llaman pidiendo respuestas que no les podemos dar y solo intentamos tranquilizarlos”, advirtió Gerardo Rodríguez, miembro del Secretariado General del sindicato de docentes STEC-IC.

Desconcierto y preocupación

“Si antes estaban preocupados, lógicamente ahora más”, reiteró José Luis Gallardo, secretario general de la Confederación Española de Policía. Pero la inquietud a la que se refiere no tiene tanta relación con la vacuna en sí o sus supuestos efectos adversos, sino por el momento en el que se podrá retomar la normalidad en la campaña de vacunación. “Hay mucha incertidumbre y desconcierto entre los docentes ante lo ocurrido”, afirmó, por su parte, Pedro Crespo, secretario general de Anpe, que criticó la posición que ha adoptado la Administración Educativa.

Al ser el interlocutor con el profesorado, Crespo entiende que “debería haber enviado ayer una comunicación a los centros educativos informándoles de las últimas noticias y previsiones de Sanidad”. Los temores recaen sobre la segunda dosis. “Sabemos que es a las 10 o 12 semanas”, incide Gallardo, que entiende que, aunque existe un tiempo prudencial para completar la pauta vacunal, esta noticia produce una nueva situación de incertidumbre. Por su parte, Couce aseveró que sería necesario llegar a un acuerdo para “suministrar otras vacunas autorizadas” a este colectivo.

La suspensión de la vacuna ha generado mucho revuelo entre la población a pesar de que a día de hoy no existe ninguna evidencia científica que indique que existe una relación de causalidad entre recibir la vacuna y sufrir una trombosis. En toda Europa se han diagnosticado 30 casos de trombos de distintos tipos de los que 3 han ocurrido en España. Este número, que a priori podría parecer alto, pierde fuerza en cuanto se compara con las 17 millones de personas que han sido vacunadas con este producto en toda Europa. Si, además, tan solo se hace referencia al tipo de acontecimiento trombótico que ha provocado que el Ministerio de Sanidad decida suspender cautelarmente su administración –una trombosis de senos venosos cerebrales–, la cifra se reduce a once.

Sin evidencia científica

“Estos casos se han encontrado en una proporción similar a lo que ocurriría en ausencia de las vacunas”, remarcó García Rojas que detalló que esto significa “que se habrá producido un caso por cada millón de dosis”. El jefe de epidemiología critica sin reparos la política de comunicación que ha seguido la Unión Europea a la hora de hacer frente a esta situación. “La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha tardado mucho en resolver si esos 30 casos tienen una relación de causalidad o casualidad”, señaló el experto, que indica que todo esto “ha hecho un daño terrible a la vacunación”. “La gente no está entendiendo lo que está ocurriendo”, lamentó. Aún a la espera del informe científico que dilucide si esta vacuna podría generar por sí misma estos eventos adversos, la EMA defendió que, por el momento, “no se ven vínculos” causales. La directora ejecutiva de la EMA, Emer Cooke, admitió que hay “preocupación sobre que haya un efecto en la confianza en las vacunas” después de la suspensión del uso de AstraZeneca por varios países de la Unión Europea como precaución a la espera de los resultados de la investigación. En todo caso, Cooke aseguró que, si los expertos creen “que hay un problema que no pueda resolverse”, no dudarán en “tomar los pasos necesarios”.