“Cuando estoy en un partido, me olvido de todo lo que hago para estar ahí”. Reichel lleva jugando al fútbol desde los 10 años. Llegó a probar la Primera División y ahora forma parte de un club de Segunda, el Real Unión Tacuense. Su trayectoria deportiva ha terminado conviviendo con una carrera profesional que ha desarrollado durante casi tres lustros. Echando la vista atrás, confiesa que jamás se planteó dedicarse solo al deporte que practica. “No cabía esa opción”. Pero comprueba con esperanza que para sus compañeras más jóvenes el futuro es prometedor. El reto pendiente, recortar distancias con el fútbol masculino.

Para muchas de las jugadoras de su generación, lo de tener que compaginar el deporte con los estudios o el trabajo habrá sido lo más común. Ser futbolista profesional quedaría lejos.

Sí. Era muy difícil. En realidad, nunca tuve la posibilidad de ser futbolista profesional. No cabía esa opción. Sabía que este deporte iba a ser simplemente un hobby para mí y que me tendría que dedicar a otra cosa. Por eso busqué algo que me gustara, aparte del fútbol. Y tengo la suerte de que, aunque ya lleve 13 años trabajando, nunca me he visto obligada a dejar la práctica del fútbol. Pero siempre sacrificándome el doble y trabajando el doble, porque el hecho de jugar en esta categoría (Liga Iberdrola antes, Reto ahora) durante un número determinado de años, te exige un nivel deportivo alto. Es muy difícil estar trabajando, compaginar los turnos, ir a los entrenamientos, dar el nivel necesario para poder jugar... Solo se puede lograr a base de esfuerzo y de sacrificio, dedicándole mucho tiempo y quitándoselo, por ejemplo, a la familia, a la pareja... Antepones el fútbol a muchas cosas.

¿Cómo definiría su relación con este deporte? ¿Con qué se queda del camino recorrido?

Llevo 22 años jugando. Empecé con diez añitos en la categoría infantil. Cuando estudiaba, no me resultaba tan complicado. En ese aspecto no tuve ningún problema. Además, en ese entonces jugaba en categorías menos exigentes. Pero en Liga Iberdrola y Reto Iberdrola, en las que ya llevo unos seis años, sí ha aumentado el nivel de exigencia y también me he exigido yo para poder ofrecer el mejor rendimiento. Esta etapa ha coincidido con mi trabajo. Al final es cuestión de sacar tiempo de todos los lados para ir a los entrenamientos y al gimnasio, hacer algo que me ayude a mejorar mi condición física... Son muchas cosas. Lo hago porque soy una apasionada del fútbol. Cuando estoy entrenando o en un partido, me olvido de todo lo que hago por estar ahí.

¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de cuadrar los entrenamientos y partidos con los horarios de su carrera profesional?

Muchas cosas. Por ejemplo, cada 15 días tienes que estar viajando a la Península. Eso es muy complicado. Pero he tenido la suerte de que, en los puestos de trabajo en los que he estado, le he explicado mi situación a los jefes y siempre han adaptado mi servicio, más o menos, para que todo me resultara un poco más fácil.

¿Cómo valora los avances que ha tenido el fútbol femenino en las últimas temporadas? El gran paso fue la firma del convenio colectivo hace un año.

El fútbol femenino ha dado un cambio brutal en los últimos años en cuanto a los derechos que hemos ido adquiriendo las jugadoras. Me refiero a la firma del convenio, al establecimiento de un salario mínimo, a las condiciones en los casos de embarazo... Son muchas cosas. Ha sido muy positivo para las futbolistas. Todo lo que sirva para que el fútbol femenino crezca, será una buena noticia. Aparte de eso, está el incremento de la visibilidad. La gente ya nos conoce más. Recuerdo que muchas personas me preguntaba antes si aquí había una Liga femenina de fútbol, si existían tantos equipos... Ahora sí te conocen más e incluso siguen la competición. Mucha gente me pregunta por los resultados cada semana. Antes se desconocía todo esto.

¿Le parece que se trata de una conquista ya consolidada?

El fútbol femenino ha llegado para quedarse. Creo que todo va a seguir mejorando, iremos creciendo cada año mucho más.

¿Qué faltaría?

Mayor visibilidad, patrocinios. Depende de todo eso, que apuesten más por el fútbol femenino.

¿Ve factible la igualdad con el fútbol masculino?

Ahora diría que es imposible. Por ejemplo, hablo de mi caso: soy jugadora de un club de Reto Iberdrola, categoría que equivaldría a la Segunda División masculina. Yo tengo que compaginar el fútbol y la competición con mi trabajo. Eso sería impensable con un jugador de Segunda División. Por eso creo que todavía estamos muy lejos de esa teórica igualdad. Pero también pienso que es cuestión de tiempo, de que el fútbol femenino siga avanzando, de ir mejorando poco a poco. Ojalá algún día no exista esa desigualdad.

¿Habría imaginado la situación actual hace diez años?

No. Viví los ascensos a Primera División con el Granadilla y con el Tacuense y me encontré con todo el boom del fútbol femenino en ese momento, pero nunca me imaginé que iba a poder jugar una temporada en Primera División. Era un sueño que tenía, pero no pensé que lo pudiéramos conseguir. Todo lo que ha conllevado esa evolución ha sido increíble. Nunca me lo habría imaginado.

Tiene compañeras que no han alcanzado todavía la mayoría de edad. ¿Les da consejos?

Sí. Claro. Les he dicho que ahora mismo se encuentran en una situación privilegiada. Muchas de nosotras no pudimos vivir nada de eso con esa misma edad, no pudimos decir: me quiero dedicar al fútbol. Ellas sí tienen esa posibilidad, porque estoy segura de que el fútbol femenino va a seguir creciendo. Hablo de compañeras de 17 años que todavía están formándose y que no deben descartar que cualquier club de la Península se interese en ellas. Por eso les comento que si eso es lo que quieren, que trabajen y se sacrifiquen, porque ellas sí tienen esa posibilidad. Son válidas y tienen talento. ¿Por qué no?