El Gobierno americano, con Joe Biden a la cabeza, ha solicitado al menos un año más para valorar de manera exhaustiva el proyecto del Telescopio de Treinta Metros (TMT, por sus siglas en inglés), también conocido como The Thirty Meter Telescope International Observatory (TIO), para definir si finalmente apuesta por esta inversión estratégica científica para el país, o la cede definitivamente a España, es decir, al Roque de Los Muchachos, en La Palma.

La decisión no es fácil, pues las instituciones que han promulgado la construcción del gran telescopio ya han anunciado que aumentarán el presupuesto en 2.400 millones de dólares, dado que con el retraso en la construcción –que ya va a ser de unos cinco años con respecto a su homólogo europeo– puede generar que se quede obsoleto antes incluso de empezar a utilizarlo. “Tenemos que aguardar a que las comisiones que ha creado el gobierno de Estados Unidos, tanto políticas como científicas, analicen el proyecto, y lo van a tomar con mucha calma”, señala el director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Rafael Rebolo, que no pierde la esperanza de que el TMT se emplace finalmente en La Palma. “Creo que seguimos teniendo una oportunidad muy seria”, afirmó Rebolo. Pero cualquier decisión pasa indudablemente por las circunstancias que se den en Hawái y si cambian con respecto al escenario que han tenido durante los últimos años.

Además, el Gobierno de Estados Unidos debe valorar no solo el TMT, sino al menos otros 20 proyectos estratégicos más conocidos como “gran ciencia”, que tienen que evaluar pormenorizadamente. “Hay que esperar, es la realidad”, lamenta Rebolo.

Esfuerzo estatal

Y no es de extrañar pues el Gobierno estatal, el Ejecutivo canario y el IAC han realizado un ingente trabajo para lograr, lo antes posible los permisos de construcción que permitieran al Consorcio Internacional decantarse por La Palma. De hecho, en el día de ayer se dio cuenta de la finalización de uno de los informes solicitados posteriormente como condicionante en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). La petición, realizada por SEO Bird Life, perseguía conocer el riesgo potencial que podrían tener las aves de la zona ante la construcción de esta infraestructura.

El estudio se llevó a cabo en la parte alta de los municipios de Puntagorda y Garafía, y demostró que la posible construcción y actuación del proyecto y su almacén temporal en esta zona, no representa un riesgo potencial para las aves. La investigación se desarrolló durante un ciclo biológico completo de un año, detectó un total de 1.544 aves de ocho especies diferentes, y concluye que todas las especies observadas tienen una distribución a nivel insular muy amplia, desde el matorral de cumbre hasta en matorral de alta montaña. No se detectaron aves de paso, ni invernantes o que utilicen la zona como dormidero. Tampoco murciélagos ni ninguna colonia en la prospección de grietas, huecos o tubos volcánicos. Por otro lado, el estudio apunta a que las zonas de actuación del proyecto tampoco son puntos habituales de paso y no presentan ninguna diferencia con las zonas adyacentes.

De esta forma, con los resultados positivos del estudio, el TMT continúa trabajando por la posibilidad de construir el que será el telescopio más grande del hemisferio norte en la isla de La Palma, que aún no descarta poder albergar la que sería la construcción de este tipo más grande del mundo. “Lamentablemente este proyecto lleva retrasado ya varios años; un año más no va a cambiar nada”, insiste el director del Astrofísico. De hecho, estaba previsto que el telescopio fuera construido el año pasado, en 2020, pero a día de hoy no se ha colocado ni una pieza. Cabe recordar que los preparativos del TMT comenzaron en el año 2009, y que su construcción estaba prevista para 2014 en el Observatorio de Mauna Kea, en Hawái, donde sin embargo, los detractores afirman que ya hay demasiados telescopios y que uno de esta envergadura solo supondrían un perjuicio para la montaña sagrada.

Un camino lleno de tensión

La tensión entre la población nativa y el consorcio ha sido una constante desde que comenzó a gestarse el proyecto. En 2014, cuando se empezaron a ejecutar las obras, un grupo de manifestantes subió a la montaña para evitarlo. La estampa se repitió dos veces más hasta que en diciembre de 2015, la Corte Suprema de Hawái decidiera invalidar los permisos de construcción del telescopio. En su fallo, el tribunal alegó que el debido proceso legal no fue seguido al haber aprobado la Junta de Tierras y Recursos Naturales el permiso antes de que la audiencia se manifestara de alguna u otra manera respecto al caso que había sido impugnado.

Ante esta situación, el 31 de octubre de 2016, los directores del TMT International Observatory seleccionaron los cielos de La Palma como la segunda mejor alternativa para la observación astronómica que requiere el TMT, –batiendo a otros emplazamientos con larga tradición científica como Chile, México o India–. Y desde entonces, se ha estado afirmando que la decisión se tomaría en “un par de meses”. En 2018, el Consorcio dio un puñetazo en la mesa y marcó una fecha: abril de 2018. Para entonces debería empezar a construir el telescopio sin falta, pero no fue así. Un año más de retrasos conllevaron a tratar de comenzar la construcción en julio de 2019. De nuevo, la operación de vio truncada por las protestas de los nativos.

La Palma, que a esas alturas ya veía lejos la posibilidad de que la titánica construcción llegara a sus montañas, volvió a posicionarse como una verdadera alternativa. Una situación que además se acrecentó con la campaña en redes sociales de algunas celebridades mundialmente conocidas, como el actor, Jason Momoa, o el cantante, Bruno Mars, en contra de la construcción del TMT en Hawái. Las manifestaciones se prolongaron nueve meses, hasta marzo de 2020, cuando irrumpió la pandemia de coronavirus y los nativos decidieron abandonar la montaña sagrada. “Es necesario y prudente que la participación activa aquí en Puuhuluhulu sea suspendida temporalmente”, afirmó Paul Neves, líder de las manifestaciones, en un vídeo explicativo.

Al menos verano del año 2022, el gran proyecto científico queda totalmente parado. Mientras, Europa continúa avanzando en la construcción de su homólogo en Chile que pronto logrará adelantar al TMT.