El próximo mes de marzo se cumplirá un año desde que la Organización Mundial de la Salud decretara el estado de pandemia mundial a causa del coronavirus, una enfermedad infecciosa que se originó en la ciudad de Wuhan, y que se ha extendido por todo el mundo, cambiando para siempre nuestras vidas.

Y una de las principales consecuencias que ha acarreado la pandemia del coronavirus es la crispación social, que se está viendo ahora en España, por ejemplo, con el caso de Pablo Hasel. Pero nuestro país no es el único que está sufriendo esta tensión en las calles, pues en muchos países europeos también han habido diferentes altercados para protestar, por ejemplo, contra las medidas restrictivas como el toque de queda nocturno.

Y es que, en un informe publicado por Phillip Barret y Sophia Chen, del Fondo Monetario Internacional, avisaban de que las pandemias acarreaban conflictos sociales, tomando como punto de referencia el impacto del cólera en la París de 1832: "Los ricos culparon a los pobres de propagar la enfermedad, y los pobres creían que estaban siendo envenenados". Y es que, según los investigadores del FMI, la pandemia puede sacar a relucir otros problemas sociales, y todas las críticas se focalizan en las instituciones, por lo que se pierde confianza en el poder, un cocktail explosivo.