Menosprecio, humillación, insultos, control e intimidación. La violencia psicológica ejercida por los hombres hacia las mujeres, junto al control, es la frecuente entre las parejas canarias. Lo es más, incluso, que la violencia física. Tres de cada diez mujeres han tenido un novio o un marido a lo largo de su vida que no les ha propinado golpes en la cara, pero sí en su psique. Este tipo de conducta intencionada y prolongada en el tiempo por parte de sus parejas es una forma de violencia que, además, se considera de las más sangrantes debido a ser mucho más silenciada y por sus, a menudo, invisibles secuelas. Este alto porcentaje de violencia de género psicológica sitúa al Archipiélago en lo alto de un ranking que la convierte en la más comunidad donde más se ejerce este tipo de violencia hacia la mujer.

Así lo determina la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer del 2019, publicada este año por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad, que recuerda que casi el 15% de las mujeres que han sufrido violencia psicológica y emocional por parte de su pareja actual una sola vez, frente al 84,3% que manifiestan que, lejos de ser un hecho aislado, las vejaciones e insultos han tenido lugar, en el contexto de su relación, en más de una ocasión. En el caso de las mujeres que han sufrido violencia de parejas pasadas, el 8,2% afirman que solo sucedió en una ocasión mientras que el porcentaje se eleva al 91,3% cuando admiten que ocurrió más de una vez.

La violencia psicológica es la señal que augura el principio de una relación tóxica. No es de extrañar, pues en nueve de cada diez casos es el detonante para los posteriores ataques directos a la integridad física de la mujer. Canarias es una de las comunidades más afectadas por esta máxima manifestación de la desigualdad, pero el Archipiélago mira con un atisbo de esperanza los datos de muertes por violencia de género que se han producido este año y que son mucho más bajos que los de temporadas anteriores. Este 2020, Canarias ha registrado dos fallecimientos por violencia machista que, añadidas al cómputo global, ya suman 74 mujeres víctimas de la cara más sombría de la violencia machista.

Emocional o de control

Hay dos tipos de violencia psicológica: una emocional y otra de control. El agresor suele ejercer la violencia emocional de una forma sútil y, para cuando la víctima es consciente, suele ser demasiado tarde o haber perdido los recursos necesarios para poder salir de la vorágine en la que la ha adentrado.

Entre sus tantas técnicas –que consisten en denostar y desvalorizar a su pareja continuamente para generar en ella una consciencia de inferioridad–, lo más frecuente es que el agresor haga sentir mal a la víctima o que le insulte, lo que sucede en un 20,6% de las ocasiones. El menosprecio y la humillación delante de otras personas es otra de las armas a menudo usada en contra de estas mujeres –en 14,4% de las ocasiones–. A un 9,8% de las que han tenido pareja alguna de sus parejas les ha amenazado con hacerles daño. Un 4,8% de las mujeres que han tenido pareja y tienen hijos afirman que su pareja les amenazó con quitárselos, porcentaje que asciende hasta el 8,4% en el caso de las parejas pasadas.

Sin embargo, en Canarias, amparado bajo el paraguas de la violencia psicóloga, es también muy común encontrarla en forma de situaciones continuadas de control del hombre hacia la mujer. El 33,2% de los canarias tratan o han tratado de impedir a sus parejas que puedan ver o hablar con sus familias o amigos, insisten en saber dónde están en cada momento o sospechan sin motivos de que le ha sido infiel o le ha traicionado. Se estima que unas 5,5 millones de españolas han sufrido este tipo de violencia psicológica, que es más frecuente incluso que la emocional.

Nula decisión sobre su cuerpo

La violencia sexual, que incluye la agresión y el abuso, también en Canarias supone un porcentaje más alto que el que registran el resto de comunidades autónomas. En un 20,1% de los casos, se establece esta relación de poder del agresor frente a la víctima, quien muchas veces debe aceptarla con sumisión por miedo. La violencia sexual supone que la mujer ha tenido que mantener relaciones sexuales bajo amenaza, por violencia física o sin tener libertad de movimiento, cuando no ha podido decidir si quería hacerlo por estar bajo la influencia de drogas o alcohol, cuando lo ha hecho sin desearlo por miedo o cuando simplemente no lo ha consentido. Del total de mujeres de 16 o más años residentes en España, el 8,9% ha sufrido violencia sexual de alguna pareja actual o pasada en algún momento de su vida. El 1,9% la sufre con su pareja actual. El miedo es un factor determinante a la hora de callar y asumir estas situaciones que mantienen abierta y sangrante la brecha de la desigualdad de género. Unas 2,8 millones de mujeres en España afirman haber sentido miedo por su pareja o expareja a lo largo de sus vidas, lo que supone un 14,4% de prevalencia. En un 10% este sentimiento paraliza tanto a la mujer que es incapaz de denunciar la situación.

Esta Macroencuesta publicada por la cartera que dirige Irene Montero, valora finalmente que, en un 11,7% de los casos la violencia que se ejerce sobre la pareja en las Islas, es económica, lo que quiere decir que el agresor ha buscado cómo controlar a su pareja impidiéndole el acceso a los recursos económicos de forma que sea totalmente dependiente de él. En este índice, no es Canarias ya la primera del Estado –aunque sí la segunda–, ya que es en Cataluña donde más prevalece este tipo de conductas violentas.