¿El ciudadano Carles Francino qué es lo que ve cuando se asoma a ‘La ventana’, programa del que es presentador?

Veo a un país jodido, un país que tiene un problema serio de desconfianza generalizada, un país en el que hay mucha gente dispuesta a remar para salir de esta situación... En el caso de Canarias lo que veo es que aquí ha estallado la tormenta perfecta porque el gran motor económico de las Islas se ha gripado y, a su vez, el problema de la inmigración se ha desbordado por una acumulación de negligencias políticas.

Demasiados nubarrones, ¿no?

A mí no me gusta el discurso fácil que se centra en la idea de esto va a ser una oportunidad... De momento, vamos a salir del hoyo y luego ya veremos qué pasa. Conozco la Isla y tengo argumentos para asegurar que lo que me he encontrado en esta ocasión es parecido a la ruta de la desolación.

Aprovechando una fecha tan señalada como es la del 20 de noviembre, fue mover a Franco y caernos encima una maldición parecida a la de las ‘pelis’ de Indiana Jones.

Ja, ja, ja... Ha venido todo de golpe, eso es verdad, ja, ja, ja...

Este año su voz ha anunciado a muchos españoles la implantación de un estado de alarma, la huida o el viaje del rey emérito...

...para mí fue una huida. En ese asunto no tengo ninguna duda, el rey Juan Carlos huyó de España.

...la muerte de Morricone. Este 2020 nos ha salido rana.

Estamos maniatados por la pandemia, es decir, que todo lo que pasa, que ya le digo que ocurre todos los años, lo analizamos desde una óptica catastrofista sin precedentes. La actualidad se agranda cuando la ponemos bajo la lupa de lo que es esta mierda del Covid... La vida al margen del virus, si es que podemos hablar de algo que no sea de la crisis sanitaria, no está siendo tan diferente al resto de otros años.

¿Todo es culpa del virus?

No, lo que ha hecho esta pandemia es dejar en evidencia las enormes debilidades que tenemos como sociedad... A nivel económico, por citar solo un ejemplo, las desigualdades son cada vez más sangrantes... Este virus nos ha dejado en pelotas, pero la sanidad y la educación ya estaban mal cuando empezamos escuchar las noticias de los contagios en China.

¿Hay salida, aunque sea una de esas ‘Exit’ de emergencia?

Antes comenté que no creía en que estos ciclos fueran una oportunidad, pero sí considero que este es un momento para repensar las cosas... Lo que pasa es que cuando sigues el día a día de la política, que en mi programa yo procuro guardar una distancia de seguridad para no meterme en líos, ves que las cosas no van por ahí: España está en una espiral dominada por el griterio, la bronca, el insulto... Estamos hundidos en una profunda crisis de confianza. ¿Qué institución genera en estos momentos un poco de confianza a los españoles? Desde luego la más alta del Estado no lo hace... La economía, los gobiernos, el periodismo... La lista es interminable. A mí me preocupa mucho la crisis de confianza porque sin ella no se avanza en nada. Del virus saldremos, pero de lo otro no lo tengo tan claro... Las reacciones que están teniendo algunos “individuos”, porque me resisto a llamarlos personas, en Canarias por la llegada de cayucos son peligrosas.

¿Se está refiriendo a la agresividad verbal que se percibe en la calle contra los migrantes?

Yo no estoy poniendo en duda la amabilidad y el saber estar del pueblo canario, que ha dado muestras de sobra de su conciencia solidaria. Lo que le estoy diciendo es que hace 15 años estuve en la costa de Senegal y en Los Cristianos hablando de lo mismo, del problema derivado de la inmigración... Aquí encontré un ambiente de ayuda y cariño hacia esa gente que, por fortuna, no se ha perdido pero que ahora se mezcla con otras voces como “Iros a vuestro país o la mierda”... Si no frenamos esto ya vamos directos al despeñadero.

¿Todo eso es fruto de un radicalismo político?

Claro, por supuesto que sí... Eso es lo único que no necesitábamos frente a una situación tan compleja. Una cosa es defender unos principios políticos con energía y otra es ser un sectario.

¿Carles Francino se siente un periodista independiente?

Sí...

(silencio)

...sí. Sí que me siento independiente... La objetividad no existe porque todos tenemos un sustrato cultural, sociológico, familiar diferente. La objetividad no existe, pero la honestidad sí. Las presiones forman parte del paisaje informativo, pero tampoco es malo que cada sector, el económico, el político o el social, intente venderte su mensaje de la mejor manera posible. Ese no es el problema...

¿Y cuál es el problema?

...que el periodista tenga las armas suficientes para poder decidir qué debe hacer. En los 40 años que llevo en este oficio me he comido algún marrón del que no me siento orgulloso, pero procuro ser un periodista independiente y honesto. Si no fuera así no podría mirarme a un espejo cuando me levanto y a mí esta profesión me sigue gustando. A mi no me desagrada la imagen que doy frente a un espejo.