Cada vez son más los indicadores que permiten a los médicos determinar rápidamente cuáles de los pacientes que llegan a un hospital con falta de aire y una PCR positiva en coronavirus tienen posibilidades de empeorar y acabar ingresado en las unidades de críticos (UCI), y cuando no, fallecer en el acto. El último hallazgo en este sentido tiene sello canario y concluye que las distintas formas y tamaños de los glóbulos rojos de un paciente tienen relación con una mayor mortalidadpor la Covid-19.

Así lo ha determinado un grupo de investigadores de seis hospitales canarios que han relacionado, por primera vez, estas características dispares en los compuestos de hematíes de los pacientes con Covid-19 con la evolución desfavorable de la enfermedad. Este trabajo, coordinado por el HUC y en que han participado ocho Unidades de Cuidados Intensivos de Canarias, ha sido publicado recientemente en la revista científica Anaesthesia Critical Care & Pain Medicine .

“Una sola variable no es suficiente”, explica el investigador principal del artículo, Leonardo Lorente, médico intensivista del Hospital Universitario de Canarias (HUC). Hasta ahora las analíticas proporcionaban pistas sobre la evolución del paciente en parámetros como el nivel interleucinas-6, que es precursor de la tormenta de citoquinas que produce una inflamación exacerbada del organismo, o del Dímero-d que, cuando superan concentraciones superiores a 1000 nanogramos por mililitro, se asocian con un riesgo 18 veces superior de mortalidad. Este nuevo descubrimiento viene a añadir “otra variable” más que ayuda a pronosticar con mayor fiabilidad qué pacientes pueden llegar a fallecer por el efecto de la Covid-19.

“No es la primera vez que se relaciona el volumen y forma de los glóbulos rojos con una mayor mortalidad”, explica Lorente, quien recuerda que en estudios previos se ha asociado este fenómeno con un mayor riesgo de fallecer en pacientes con traumatismos, ictus o infecciones graves. “Nos sorprendió que nadie hubiera estudiado su relación con la Covid-19”, expone el médico que se muestra optimista ante el hallazgo ya que puede abrir una puerta tanto para orientar el tratamiento de la Covid-19 como para crear nuevos fármacos basados en la normalización de esos glóbulos rojos.

Y es que esta modificación del aspecto de los glóbulos rojos está relacionado con unos mayores niveles de oxidación e inflamación, con lo que cabe la posibilidad de que este aspecto se pudieracontrarrestar.

“Podría abrirse una línea de tratamiento a través de fármacos antioxidantes e antiinflamatorios en estos pacientes”, remarca Lorente. De hecho, es una vía que se ha probado en animales que han sufrido sepsis o ictus, situaciones en las que también se produce esa desfiguración de los hematíes. “En ellos se utilizó melatonina y lograron que se disminuyera su estado inflamatorio y, por ende, la mortalidad”, explica el investigador.

Las unidades de críticos de los seis hospitales de Canarias también han logrado identificar otros aspectos que pueden influir en el empeoramiento del estado de salud de los pacientes Covid-19. En un estudio reciente el grupo determinó que ciertas variantes genéticas del antígeno leucocitario humano (HLA), un compuesto que desempeña un papel central en la regulación de la respuesta inmune, están relacionadas con una mayor mortalidad de los pacientes.

El trabajo parte de la base de que los polimorfismos genéticos de los antígenos leucocitarios humanos están asociados con el riesgo y pronóstico de enfermedades inmunes e infecciosas. De hecho, el HLA juega un papel central en la presentación de antígenos y, por lo tanto, diferentes polimorfismos podrían estar involucrados en la susceptibilidad a enfermedades infecciosas. Diferentes polimorfismos genéticos de HLA se han asociado con predisposición y evolución de diferentes enfermedades infecciosas como el virus de la hepatitis B, el virus de la hepatitis C o la tuberculosis.