Las labores de rastreo se han convertido en una actividad esencial para frenar los contagios de Covid-19 entre la población. Por esta razón, desde el inicio de esta pandemia global, varios equipos multidisciplinares se encargan de localizar en las Islas a los contactos estrechos de las personas que anotan un resultado positivo en la afección. Sin embargo, en ocasiones, estos profesionales tienen que lidiar con situaciones marcadas por los engaños, que dificultan en gran medida la contención del patógeno.

"Nos hemos encontrado con personas que han mantenido contacto estrecho con un positivo y no nos quieren decir exactamente dónde se encuentran o nos engañan con su ubicación. Pero lo más complicado para nosotros es cuando nos cuelgan la llamada y ya no es posible volver a contactar con ellas", indica Marta López, enfermera e integrante del equipo de rastreo de la Gerencia de Atención Primaria de Gran Canaria, que ejerce sus funciones en la Biblioteca Pública del Estado junto con 89 compañeros.

Según explica la sanitaria, cuando esto sucede, es necesario alertar a las autoridades policiales para que continúen la investigación y puedan localizar a los sujetos. No obstante, el aviso no se produce de forma inmediata. "Nos preocupamos por entender a las personas y damos un tiempo prudencial para que se tranquilicen y asimilen la información. Normalmente, suelen responder pasadas unas horas, pero si esto no sucede es la policía la que debe actuar".

Control

Lo cierto es que los teléfonos y los ordenadores apenas descansan en el citado espacio para que nada escape del control de este grupo compuesto por enfermeros, fisioterapeutas, médicos, administrativos, higienistas bucodentales y profesionales del Ejército. Si bien es cierto que la falta de colaboración pone en jaque la labor. "Nos sorprende muchísimo que llamemos a un teléfono fijo para preguntar por el conviviente de un afectado y nos diga que este ha salido, o bien, que desconoce el número de su teléfono móvil. Algunos se niegan, incluso, a facilitarnos los datos", lamenta la rastreadora.

Otros episodios que ponen en peligro la salud de las personas los protagonizan los propios aquejados del patógeno que no cumplen las medidas de cuarentena y deciden abandonar sus domicilios antes de conocer el diagnóstico. "Hay que tener en cuenta que los pacientes positivos son los primeros a los que llamamos para que nos faciliten la información de todos sus contactos. Estas personas tendrían que estar en sus casas, por lo que nos llama mucho la atención escuchar ruido de fondo o la música del supermercado", subraya López.

Y es que es obligatorio permanecer en aislamiento desde el momento en que se está a la espera de una prueba de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) por ser considerado un caso sospechoso. Un patrón que también deben asumir los contactos estrechos de los positivos, a pesar de que la PCR no refleje la presencia de la patología. "Algunas personas aprovechan para hacer vida normal hasta que conocen el diagnóstico o experimentan síntomas. Es muy importante que la gente entienda que esto no puede hacerse y que solo podremos parar el virus con el esfuerzo de todos", recalca.

Apuesta por el diálogo

La enfermera aboga por el diálogo para que las personas comprendan que la solidaridad es un valor fundamental para lograr ganarle la batalla al virus. "Nos ponemos en la piel de los sujetos. Tienen que comprender que no les va a suceder nada por quedarse unos días en casa y que es una cuestión de salud y de responsabilidad social", determina la profesional. Para después agregar que, afortunadamente, "cada vez son menos las personas que se saltan la cuarentena o que no quieren colaborar". Una realidad que, a su juicio, responde a varios factores, como la reducción a diez días del período de aislamiento.

Existe además un servicio que se encarga de cubrir todas las necesidades de los sujetos que se encuentran en cuarentena -cuando estos no cuentan con el respaldo de ningún familiar o vecino- para que no abandonen su domicilio bajo ningún concepto. "Nadie va a pasar necesidades. Si una persona precisa alimentos, medicinas o, simplemente, tirar la basura va a haber alguien que pueda hacer la tarea. Tenemos un servicio centralizado con una trabajadora social que coordina estas actividades para brindar el apoyo que sea necesario", enfatiza Marta López.