O nuevas medidas más drásticas u otro confinamiento domiciliario. El vicepresidente en funciones de president, Pere Aragonès, aventó ayer el espantajo de una segunda cuarentena total para explicar las nuevas restricciones aprobadas por el Govern y que tienen en el sector de la restauración uno de sus principales damnificados. Desde hoy por la noche y durante 15 días, bares y restaurantes permanecerán cerrados y solo podrán trabajar para ofrecer comida a domicilio. Además, los comercios, el sector cultural y los gimnasios verán reducido su aforo aún más.

"O nos anticipamos a esta segunda ola de la Covid-19 o habrá que volver al confinamiento total de la población. Con las consecuencias, a todos los niveles, que eso tiene", alertó Aragonès en una rueda de prensa conjunta con los consellers de Presidència, Salut e Interior. El objeto último de las medidas, tildadas por el propio Ejecutivo de "drásticas", es disminuir la movilidad de la ciudadanía y, también, evitar los contactos sociales esporádicos.

Para socorrer al sector hostelero, Aragonès anunció un fondo de 40 millones en ayudas directas, más una línea de avales para facilitar la liquidez a corto plazo. Además, la consellera de Presidència, Meritxell Budó, aludió a la claúsula rebus sic stantibus, la cual permite la introducción del concepto de cambio imprevisto de las condiciones en los contratos de arrendamiento de los locales. Según el Govern, la toma de estas medidas, por un plazo de 15 días, permitirá encarar con optimismo la campaña navideña e invernal.

También el comercio sufrirá una disminución del aforo hasta el 30% y, en el sector cultural, cines y teatros sólo podrán acoger a la mitad del público previsto, con asiento asignado y con la obligatoriedad de acabar el espectáculo a las 23.00 horas. Lo mismo que los servicios religiosos.

La competición deportiva no profesional también queda en stand by este periodo de dos semanas, pero no así los entrenos.