Lavar los platos, sí. Como planazo familiar. Lo propone con conocimiento de causa la especialista en pedagogía de juego Imma Marín. "Dentro de la anormalidad, pasar más horas en casa con nuestros hijos tiene también un lado positivo, aprovechemos la oportunidad y disfrutémosla. Podemos hacer con ellos todas aquellas cosas que normalmente no hacemos por falta de tiempo", señala esta especialista en gamificación, quien plantea una serie de actividades para todas las edades.

Por ejemplo, esa, lavar los platos en familia. "Es algo que normalmente no les dejamos hacer, porque tardan mucho rato, porque lo dejan todo perdido, porque no es práctico€ Plantearles una actividad que normalmente tienen prohibida les llama mucho la atención", reflexiona la profesional, que sugiere ponerles el delantal y hacer una cadena (en función de número de hijos o niños a cargo): uno lava, otro hace el servicio de calidad, para comprobar que ha quedado bien€

La cocina es uno de los grandes espacios normalmente semiprohibidos para los niños que estos días de encierro forzado pueden dar mucho juego (valga la redundancia). Además, no suele ser habitual que los pequeños puedan comer un día de cada día en casa con sus padres; normalmente los mayores están en trabajo y los niños en el cole; así que estos días pueden ser una oportunidad no solo comer juntos, también para cocinar juntos. Desde la comida o cena diarias -pensarla, prepararla y, ojo, recogerlo todo después- hasta recetas de aquellas para momentos excepcionales: pasteles, madalenas, galletas€ (en Youtube hay cientos de videotutoriales).

Con un poco de azúcar...

Más allá de las fronteras de la cocina y sin salir de casa -ahí el reto-, "todo se puede plantear como una oportunidad: dar de comer a los peces, regar las plantas, poner una lavadora o incluso tenderla. Se les puede preguntar a los niños cómo la tenderían ellos, si por las mangas o por debajo... Hacer un poco de Mary Poppins y plantearlo como una aventura, como un reto, como algo extraordinario, no como una obligación", prosigue Marín.

Estos días son también una oportunidad para vaciar los armarios de juguetes y descubrir juegos y muñecos que no ya sabían ni que tenían y que redescubrirán casi como si fueran nuevos, o de sentarse ¡al fin! a leer las instrucciones de aquel juego que trajeron los Reyes y que tanto nos gustó pero que no habíamos tenido aún tiempo para leer y jugar. Jugar. Jugar a todo aquello que "hoy no, que no es muy largo y no tenemos tiempo".

Túnel de lavado a lo Toy Story en el baño

En un dos por uno en época de coronavirus, Marín hace otra propuesta: aprovechar hacer una puesta a punto de coches y muñecas. Meterlos todos en la bañera y darles un buen baño. "Es una actividad entretenida y necesaria que nos puede ocupar toda una tarde", señala la profesional, quien plantea también que este es el gran momento para lectura. Para que lean los que ya saben leer y para que leamos los adultos a los que aún no saben. O no solo leer, también contar historias. ¿Por qué no escribirlas? Estos días marcarán la Historia y los pequeños están siendo protagonistas; escribir juntos una especie de diario o de cuento sobre lo que están viviendo y sintiendo estos días (o sobre lo que les apetezca) puede ser un documento para su historia de vida que de mayores les gustará tener.

También es un buen momento para mirar fotos. Vivimos en una época en la que hacemos muchísimas fotos, pero apenas tenemos tiempo de sentarnos a mirarlas. Podemos hacer una proyección de fotos de las vacaciones o de cuando era pequeños (viajar en el tiempo desde el sofá de casa, no solo no está prohibido, sino que es muy sano). Y, por qué no, hacer un álbum juntos, aquellos para lo que también raramente encontramos el momento. ¿Y aquel puzle de 1.000 piezas que le regalaron al mayor para su cumpleaños pero que nunca encontráis el momento? No ya excusa, ¡el momento es ahora! ¿Si no es estos días, cuándo?

Pactar con los hijos las pantallas

Evidentemente, por muy Mary Poppins que se sea, en algún momento querrán pantalla y, los adultos, también (en algunos casos incluso más). "Tenemos que llegar a un pacto. Cuánto tiempo y cuándo. Podemos consensuar un momento y que sea el mismo para todos. Los niños pueden mirar un rato la tablet o la tele y nosotros ese rato, conectarnos a comentar la jugada por whatsapp con nuestras amigas o leer las últimas noticias. Después, apagamos pantalla todos, ellos y nosotros", zanja. Ahí queda el reto. ¡Suerte!

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