Las Matemáticas y la Música son lenguajes universales, abstractos, que buscan la belleza y se desarrollan desde la creatividad. En este sentido, Puig Adams decía que "la Música es las Matemáticas del sentido y las Matemáticas la Música de la razón".

En tiempo de la antigua Grecia, la Música no sólo era una expresión artística de las Matemáticas sino que estaba ligada a la Teoría de Números y a la Astrología. Para Pitágoras, Platón y Ptolomeo, entre otros, la teoría de la Música formaba parte de una más general conocida como la Armonía del Cosmo. Hasta el Renacimiento, era junto con Aritmética, Geometría y Astronomía una materia del Quadrivium.

Muchos de los avances en la Música han sido abordados por matemáticos y desde las Matemáticas, jugando un papel fundamental en la Teoría del Sonido y, en particular, en el problema de las cuerdas vibrantes. Desde B. Taylor a principios del XVIII hasta la resolución final del problema por parte de J. Fourier, ya bien avanzado el siglo XIX, se produjo un interesante debate entre renombrados matemáticos-físicos como Johann y Daniel Bernoulli, Euler, D'Alembert y Lagrange. Este debate, dirigido a explicar cómo una cuerda en vibración es el resultado de una suma infinita de movimientos vibratorios de diferentes frecuencias, llevaría a la introducción de las series trigonométricas.

Hoy en día, en el intento de estructurar nuevas formas de componer música, se utiliza Teoría de Conjuntos, Álgebra abstracta y Teoría de Números. Algunos compositores, como B. Bartók, han incorporado la proporción áurea y los números de Fibonacci.